Segunda parte del libro "Infinito".
Somos tú y yo...
Después del día del cumpleaños de Riley, las cosas comienzan a ser diferentes para ella.
Con Charlotte recordándole todo el tiempo que tenía que ir a una buena universidad, con Jasper quien vivía...
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Talle mis ojos en cuanto me siento en la cama. Di un suspiro y tome mi celular que estaba en el buró de al lado como pude, ya que ni siquiera tenía ganas de existir en ese momento.
11:37 am.
Ni siquiera me levante apurada, ayer había sido Año Nuevo, un día o una noche bastante intensa debo decir. Note que no tenía ningún mensaje de Henry deseándome los buenos días como suelo tenerlo casi siempre.
Tal vez aun no se despertaba. No le tome mucha importancia, me puse las pantuflas y me paré de la cama. Fui al baño y cuando termine mis necesidades, me lavé la cara y enjuague mi boca salí de mi habitación.
Baje las escaleras del engrane, encontrándome a Ray tomando café mientras veía las noticias en uno de los televisores.
— Buenos días, dormilona —dice sin quitar su vista del monitor.
— Buenos días, anciano —me paré frente al autosnack, Ray voltea a verme ante el apodo que use.
— ¿Perdón? —.
— Buenos días, joven hombre guapo —corregí. Él sonríe de oreja a oreja y bebe de la taza de café feliz. Le pedí al autosnack dos hot cakes y un vaso de jugo de naranja. Me senté en el otro lado en el que estaba Ray, bebí del jugo de naranja y me percaté de que faltaba Schowz— ¿dónde está Schowz? —.
Ray hace una mueca— no tengo ni la menor idea —responde restándole importancia.
Ni siquiera se porque le preguntaba algo a él, cuando no se trataba de él no sabía nada nunca. Mire mi celular, revisando los mensajes. Charlotte, Jasper e incluso Piper me habían mandando mensaje, pero él rubio no.
Me metí a su chat y fui yo quien le escribí.
Henry❤️
Buenos días, Hen❤️
Borre el mensaje unas cuantas veces tratando de no sonar muy cursi. No se me daba mucho esto.
— Ah, Riley —quite mi vista del celular viendo al hombre que estaba frente a mi— ¿qué fue lo qué pasó ayer exactamente? —.
— Es... complicado —hago una mueca— si soy sincera ni siquiera yo sé qué pasó —.
— Bueno, pero ¿me vas a pasar el chisme o no? —pregunta bebiendo de su café. Negué con una sonrisa.
