Capítulo 4

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Luka Couffaine


Mire con duda el chat grupal, Adrien había regresado y eso me hacia muy feliz, pero no estaba seguro de como reaccionarian los demas, habia algunos que comprenden la situacion pero si Plagg que tenía una relación mucho más cercana con Adrien había reaccionado muy mal al punto de casi utilizar el cataclismo ¿Que me aseguraba que los demás no reaccionen de la misma manera? Claro que no lo matarían pero sentía que no era momento para reproches, lo que sucedió no se podía cambiar y el que Adrien haya decidido que era mejor alejarse de todo el sufrimiento no daba derecho a nadie para juzgarlo.





La noche había caído, aún tenía la guitarra entre mis manos lista para reproducir los acordes que yo indicará con mis dedos, pero había tanto en mi cabeza que solo me había perdido en mis pensamientos. Todo aquello que sucedería mañana, los eventos que desencadenan el estar libres de la amenaza de Shadow Moth, se sentía casi irreal pues su presencia así como había surgido tan repentina se había esfumado casi de la misma manera. Ahora que estaba entre rejas creo que muchos estaban tranquilos y Ladybug aún más cuando logró recuperar los dos prodigios perdidos.

Pero Chat Noir era un punto aparte, para el seria enfrentar aún los dedos señalando cómo el pobre hijo de un villano, tener que soportar aquellas palabras de aliento que aunque con buenas intenciones sabía que al final solo serian un constante recuerdo de su reciente situación y aun su carga de ser un héroe, porque aunque la principal amenaza había sido derrotada aún quedaban pequeñas tareas.

Deje la guitarra a un lado sabiendo que me sería imposible concentrarme en tocar un solo acordeón. En mis locos pensamientos habría dado todo para retroceder el tiempo, hacia un momento en que Adrien no sufriera, pero sería imposible además de una idea demasiado descabellada ante no saber que podría ocasionar a futuro, porque sea como sea las decisiones ya estaban tomadas. El tiempo solo seguiría su curso y nosotros aun con toda la magia de los miraculos solo podíamos observar impotentes el paso de este, pero en mi interior deseaba de corazón que Adrien pudiera pasar de ese periodo oscuro para mirar el futuro con más esperanza, con un nuevo propósito, y perdonando todo aquello que había causado su tragedia.

Fue el sonido de un auto seguido a los pocos minutos por unos golpes en la puerta los que me sacaron de mi ensoñación, madre y Juleka no estaban pues habían salido a comprar víveres. Cuando salí a recibir a la improvisada visita fue que me sorprendí al ver al guardaespaldas de Adrien, tan serio como siempre con aquella cara que lograría asustar a cualquiera pero en el que podía notar cierta tristeza, ese sentimiento que mostraba su empatía por su protegido. No dijo nada, como siempre, solo solto un leve bufido antes de dejar una pequeña caja negra con adornos negros conocida para mi ademas de una hoja arrugada y sin mas se retiro dejandome con una completa confusión.

Cerré la puerta de los camarotes aun con extrañeza, pero me fue todo aclarado cuando vi la caja, no necesite leer la carta para entender que Adrien había tomado su decisión, estaba tratando de seguir su camino y aquí en París, aunque estaban sus amigos que lo querían de manera incondicional, no podria con toda esa presión. Nino le había dicho una tarde que nos habíamos reunido preocupados por la situación, los parientes de Adrien estaban en EU, si su custodia pasaba a ser de ellos tendría que irse. Todos habían creado planes, incluso alguno muy bizarros dichos por Marinette que se notaba que no había dormido mucho en esos días, para que nuestro amigo no se fuera. Y aquí estaba yo, con la posibilidad de dar aviso a todos para correr hacia el aeropuerto, hacer un alboroto y detenerlo...

Melodía del corazónDonde viven las historias. Descúbrelo ahora