Capítulo 2. El instituto

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Por fin he llegado al único lugar del que deseo huir nada más verlo, mi vida si se ve desde fuera puede parecer triste, y en parte lo es porque carezco de amigos y cada día en el instituto me insultan y me acosan solo por mi aspecto porque ninguno de ellos nunca ha querido conocerme como soy en realidad, soy más que esta fachada enorme, soy una chica que necesita algo de amor, de cariño y ser escuchada pero no, eso no va a pasar.

Antes de bajarme del bus disimuladamente meto mi nariz bajo mi chaqueta porque no quiero oler mal, por suerte no huelo del todo mal pero voy a intentar no acercare mucho a la gente. Ahora que lo pienso, si nadie se me acerca nunca por lo que no debo tener miedo.

Entro en el pasillo abarrotado del instituto miro a los lados y veo como se relacionan todos y yo aquí pasando sola entre ellos sin apenas ser notada hasta que llego a la puerta de mi clase y justo allí está Iñigo hablando con mis compañeros.

Hola chicos- oigo cuando ya estoy cerca, no puedo pasar a clase mientras no se vayan de la puerta.

Hola tío- dicen en coro los chicos mientras que las chicas solo sonríen embobadas y no las culpo por ello, es tan guapo. Hoy viste vaqueros y una camiseta de manga corta blanca con una camisa abierta de cuadros verdes y azules encima, se ponga lo que se ponga está siempre espectacular.

Bueno, estoy aquí para decirle que la fiesta del lago se adelanta a mañana por la tarde viernes, ya que el sábado hay partido- dice sin más, me maldigo porque aún no tengo mi bañador para ir a la fiesta, tendré que hablar sin falta con mi madre.

Todos comienzan a confirmar su asistencia pero yo no emito ningún sonido, no quiero que me vean si quiera, tengo miedo a lo que me diga Iñigo.

Pues chicos y chicas hermosas, los esperamos en el lago, será un día que no olvidaremos ninguno- se gira y me mira a la cara, sonríe de forma malvada, esto me ha puesto los pelos de punta.

Carla...- dice y se me acerca. No, hoy no te acerques por favor digo para mí- vendrás al lago, ¿verdad?.

Cómo, no me lo puedo creer no me ha dicho nada ofensivo y me ha preguntado si voy a ir, debe ser un sueño.

S...sí- digo casi en un hilo de voz.

Se me acerca tanto que está a un palmo de mí y dice- Me alegra saber eso, lo vamos a pasar muy bien allí. Sabes- dice y parece que me está oliendo, sí, está oliéndome- hoy hueles diferente- mierda y más mierda, hoy huelo a que he sudado por despistarme esta mañana. El único día que se me acerca y huelo a sudor porque el destino es tan jodido.

No, huelo como siempre- digo para salir del paso.

Ja, no Carlita, hoy hueles como eres en verdad- qué, eso no lo entiendo y decido preguntar.

¿A qué te refieres Iñigo?- me mira sin apartar sus hermosos ojos de los míos.

Hueles como los de tu familia- qué significa eso pienso- a los de tu especie- está diciendo esto poco a poco, no me gusta nada como puede acabar- hueles como la cerda que eres- y pum, el sueño se acabó y riéndose se va de mi lago.

Quiero salir corriendo y encerrarme en el baño, no me puedo creer que pensé que por un día me trataría como una chica normal. Soy una ingenua por ello, nunca voy a aprender que en este instituto no le importo a nadie.

Me planteó seriamente si ir o no al lago, me siento muy mal ahora mismo. El profesor justo en este momento llega y me obliga a entrar en clase por lo que mi plan de huida ha fallado. No me queda más remedio que aguantar el día como puedo, no me puedo concentrar en clase y cuando me preguntan no sé qué contestar, todos se ríen porque el profesor me habla de estar en la nubes y escucho algo de que en las nubes no pero si en el fango, maravilloso, han escuchado lo de cerda de parte de Iñigo. Que acabe ya este día para irme a casa y no salir de allí hasta mañana por la mañana, menos mal que queda solo una semana más de clases y seré libre.

AHORA ES TARDEDonde viven las historias. Descúbrelo ahora