Llorona

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Kai

Ya habían pasado dos horas, había oscurecido así que me escondí entre las sombras, me encontraba a la espera de señales de aquella chica, intentando resguardarme de aquel mal tiempo que se avecinaba, lo más probable era que de un momento a otro empezase la tormenta, si la rubia era mínimamente lista entraría su hortera mochila a su casa.

Efectivamente, al poco la vi salir y cogerla, perfecto, era cuestión de horas que la abriese para hacer algún deber o estudiase, aunque dudaba que hiciese nada, no tenía pinta de gastar su tiempo en estudios, y si era así, seguro que no le saldría rentable porque tenía toda la pinta de que no le daba ni para aprobar una.

En todo caso, cuando la abriese y viese la nota necesitaría respirar, aclarar sus ideas, si es que tenía de eso, así que esperé durante horas y a las seis y treinta y dos salió de su casa, predecible.

Fui tras ella, manteniendo distancias, era obvio donde se iba a dirigir, necesitaría un sitio tranquilo pero resguardado de aquella tormenta que se avecinaba, lo más probable es que se dirigiese a la hamburguesería de aquel pueblucho.

Tras diez minutos recorriendo las vacías calles al fin llegamos, efectivamente su destino, bueno, más bien el nuestro, fue la hamburguesería.

Ella entró, yo la observé desde el parking, se sentó en la mesa del fondo, derrochando alguna que otra lágrima mientras se las iba secando con su feo suéter rosa palo, oh niña tonta, ¿dolida? una sonrisa burlona escapó de mis labios, estás perdida niña, venga, es hora de entrar en acción.

Con mi mejor sonrisa entré al local y pedí en la barra un par de batidos, uno de chocolate para mi y uno de fresa para la llorona.

Me dirigí hacia mi objetivo con cara de no haber roto un plato en mi vida, y me acerqué a ella ofreciéndole el batido, entonces ella levantó la vista y se secó las lágrimas.

-Una chica tan guapa como tú no tendría que estar llorando.

Le dije con una sonrisa amable, la tonta me sonrió embobada pero a la vez algo confusa.

- ¿Podría acompañarte? te prometo que te sacaré una sonrisa.

Por un segundo se quedó callada.

- Por supuesto, claro.

Me invitó a sentarme haciendo un gesto con la mano.

- Kai, encantado.

Le estreché la mano.

- Maya, igualmente.

Genial, ahora hagamos como que me interesa algo de su patética vida.

- ¿Por qué estabas llorando, te ha ocurrido algo? ¿Necesitas algo?

Lo he clavado.

- No, solo es que pensaba que tenía muchos amigos, pero al final parece que me he quedado sola, y eso me asusta...

Que fácil y que rápido habla esta chica, me lo va a poner todo muy fácil, demasiado para mi gusto.

- Tranquila, eso también me pasó a mi, pero ¿sabes que? encontrarás a alguien mejor

Le aseguré mientras le cogía la mano, que asco por cierto.

- ¿De verdad lo crees?

La miré a los ojos.

-Lo sé.

-Bueno, dime, eres nuevo en Cooperstown?

¿Interesada?

-De hecho me pienso mudar, estoy mirando una casa, hoy he venido para conocer un poco el sitio y ver cómo era la gente por aquí, pero por lo poco que he visto me ha creado una buena impresión.

Le sonreí de lado, sabía que eso le gustaría, como a todas.

-Este sitio está muy bien, no hay mucha gente, pero nos conocemos entre todos, seguro que te gustará.

Dios me libre.

- Claro, se ve genial.

- Por cierto, ¿Cuántos años tienes?

Buena pregunta, ¿Cuántos quiero tener?

- Tengo veinte años- mentí -¿tu?

A las chicas estúpidas siempre les atraen más los mayores. Ella se echó el pelo detrás de la oreja, perfecto, eso le ha gustado.

- Dieciocho, ¿te mudas con tus padres?

Para, aquí el que hace preguntas soy yo.

- No, me independicé y soy autónomo, ¿tú vives con los tuyos?

Ahora hemos cambiado de tornas, como debe ser.

- Si, aunque no suelen estar nunca en casa, siempre están de viaje por trabajo, así que parece que vivo sola.

Una sonrisa triste escapó de sus labios, esto es perfecto.

- Oh, lo lamento, y dime, ¿tu trabajas?

Sabía que no pero he de parecer algo tonto también.

- No, yo aún voy al instituto, es mi último año.

Vaya que sí lo es...

- Y dime, ¿Qué te gusta hacer?

Pregunta importante, ¿tienes alguna habilidad barbie?

- Me gusta mucho cantar y ver series

Perfecto tan simple como parecías, esto será pan comido

- ¿Tu?

Mejor no lo quieras saber.

- Me gusta ver pelis y salir a correr.

Me observó con un brillo peligroso en su mirada

- Podríamos quedar otro día para ver una peli juntos, te diría de salir a correr pero no es lo mío.

Ni lo mío, pero algo te tenía que decir.

- ¡Claro! podemos verla en mi nueva casa si quieres.

- ¡Si! eso sería genial.

Miré pensativo.

- No, joder, pero tendría que ser mínimo en un mes, porque aún me queda mucho papeleo. Puse una cara de pena que no me la creía ni yo.

- Oh, tranquilo, puedes venir a mi casa.

Caperucita, ¿me estás invitando a entrar? quizá te encuentres un lobo...

- ¿Segura? sino no pasa nada, podemos esperar, aunque así quedaríamos antes, porque sinceramente tengo muchas ganas de ese plan y esperar tanto... ahora que he hecho una amiga- sonrisita ladeada- me daría pena no verla más a menudo, ya sabes, te acabaría echando de menos.

Dadme algo, que voy a vomitar arcoíris.

-Oh- se sonroja- mis padres nunca están, mira, dame tu número y hablamos

-Estupendo.

Intercambiamos los teléfonos y charlamos durante un rato más, fue una conversación vacía, como ella, sin fondo, aunque al parecer a ella le encantó.

Salimos de allí y llovía saqué mi paraguas y la acompañé a su casa como un caballero que no era pero pretendía aparentarlo.

-Gracias por acompañarme Kai, nos vemos pronto

Se despidió dándome un beso en la mejilla. Le sonreí y la vi cerrar la puerta.

Pobre caperucita, acabas de entrar en la boca del lobo...


N.A: ¿Qué os ha parecido la charlita? encantadora, ¿verdad?, os podéis ir preparando... 

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