Una Propuesta Bárbara

Capítulo 5

La razón del deseo

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Su discusión había terminado.

Phermos se marcho con Weroz, diciendo que necesitaba hablar con él sobre cómo reubicarían a las tropas. Maslow, por otro lado, se excusó rápidamente para redactar el contrato matrimonial antes de que los Mercenarios de Tiwakan invadieran esencialmente su castillo.

Un pesado silencio reino sobre la habitación ahora ocupada por sólo dos personas.

Por supuesto, había una mesa grande entre Rienne y el líder de Tiwakan con espacio suficiente para acomodar fácilmente a treinta personas más, pero Rienne seguía sintiéndose sofocada.

"Voy a dar un paseo."

Incapaz de soportar la atmósfera por más tiempo, Rienne se puso de pie.

"Está bien."

Siguiendo el ejemplo de Rienne, Black se levantó de su silla.

Iba a decirle que esperara un momento mientras mandaba llamar a alguien para que lo ayudara, pero él ya estaba a su lado.

"¿A dónde vas?"

"Sólo pensé en pasar un tiempo en el jardín."

. . .Este hombre es demasiado imponente.

Por eso sentía que se asfixiaba cada vez que él se acercaba demasiado. No había otra explicación de por qué sentía tanta presión.

Rienne ladeó la cabeza para evitar la mirada de Black.

"Espere aquí un momento. Haré que la señora Flambard se quede consigo."

"No necesito eso."

"No, cuando un forastero pasea por el castillo de Nauk. . ."

Black interrumpió inmediatamente a Rienne.

"No soy un forastero. Soy tu prometido, princesa."

. . .Sí, supongo que lo eres.

Rienne se mordió el labio.

Por un momento, se preguntó si un bárbaro conocería o no las costumbres básicas de cortesía, pero ese pensamiento se desvaneció en el momento en que Black extendió su brazo para escoltarla.

". . ."

Rienne miró hacia abajo con resignación antes de colocar su mano en el hueco del brazo.

"Oh. . ."

Estaba tan sorprendida por lo firme y fuerte que era, que dejó de caminar. Al notar eso, Black bajó la cabeza y la miró.

"¿Pasa algo?"

"No, no es. . . no es nada."

Rienne rápidamente señaló hacia adelante como si fuera a cambiar de tema, pero entonces algo se aferró a su mano.

"Estás herida."

". . ."

"No te has puesto ninguna medicina."

La herida del otro día estaba en la palma que Black sostenía en su mano, pero al lado había una más reciente hecha ese día. Sólo con ver la forma de luna creciente de la herida, era obvio que se la había autoinfligido con las uñas.

"¿Qué tuviste que aguantar esta vez?"

Black levantó suavemente la mano de Rienne, haciendo una pregunta lenta que no parecía requerir una respuesta.