Llevaba un par de semanas con insomnio, específicamente desde que Volkov llegaba en la madrugada a la casa, el mayor era cuidadoso e intentaba hacer el menor ruido posible al entrar, sin embargo el de la cresta había agudizado los oídos desde el día que intentó darle un beso en la mejilla y fue vergonzosamente rechazado, a partir de ahí, no se habían dirigido la palabra, incluso muy pocas veces se topaban en el trabajo.
Horacio sabía que la infiltración de Viktor cada vez le consumía más tiempo, y si no quería levantar sospechas necesitaba pasar mas horas con ese grupo de Rusos el cual el moreno detestaba, no solo por el hecho evidente de ser criminales, ni siquiera por la estafa que le había hecho Maksim con los NFT's, todo eso quedaba opacado por el creciente malestar en el estómago cada que se acordaba que pasaba sus noches con ellos y no con él.
H se encontraba junto a la piscina, claramente no podía dormir, así que había salido a tomar el fresco mientras se dejaba llenar de sus pensamientos. Eran las 3:50 am cuando escuchó el portón abriéndose para luego notar como se apagaba el motor del coche, sabía que en cualquier momento entraría, así que se apresuró a hacer ruido para que el Soviético se diera cuenta de dónde estaba, tomó su celular, pretendía fingir responder unos mensajes, ni siquiera se había quitado la ropa del FBI, aunque se encontraba en su hogar desde las 11:00 pm.
Volkov se percató de la presencia de Horacio en el jardín, se aproximó cuidadosamente como todas las noches, aunque era consciente de que el menor lo esperaba despierto esta vez, y al igual que éste, traía el uniforme, ya que en la primera oportunidad se había cambiado para poder llegar despreocupado a casa, y no vestido como Boris
-¿Qué haces aún despierto? - preguntó con sorpresa mientras se acercaba.
-¿Cómo? - fingió no poner atención, mientras guardaba su celular.
-Pregunté el porqué sigues despierto a esta hora - repitió en un tono mas suave y calmado.
-Ah, acabo de llegar, ya sabes desde que casi no estás, hay mucho trabajo - dijo el menor con desdén.
- Ya veo - contestó dirigiendo la mirada hacia otro lado y soltó un suspiro.
-¿Y tú? - preguntó rápidamente - ¿Dónde estabas?
-¿Yo? Ehhh, haciendo cosas de Rusos- contestó mientras le regresaba la mirada.
-¿A qué te refieres con "cosas de Rusos"? - dijo alargando la última palabra y entrecerrando los ojos.
Volkov comenzaba a incomodarse, si bien Horacio sabía de su infiltración, los últimos sucesos de la misma había tratado de evitar mencionarlos, mas que nada porque sabía que el de la cresta no pararía de molestarlo con eso malinterpretando las cosas, así que prefirió guardarse los detalles.
- Lo típico en una infiltración, atracos y esas cosas - contestó esperanzado de que se cerrara el tema.
- S.. Si pero, mencionaste "cosas de Rusos" y eso mas bien es cosas de delincuentes - su voz sonaba cada vez más sarcástica.
- Ya pero... Además hablamos en Ruso y a veces bebemos Vodka, pero si tanto quieres saber los detalles, los tendrás en mi reporte sobre tu escritorio- dijo con seguridad y comenzó a caminar sin esperar una respuesta, dirigiéndose al interior de la casa hasta llegar a su habitación.
Otra vez la realidad le soltaba una bofetada, de nuevo estaba ahí (SOLO TRABAJO) las preguntas realizadas no las había hecho como su jefe, si no como su... ¿Amigo?, se sintió patético, asi que regresó derrotado a su cuarto para intentar dormir, tal vez sus sueños serían mejores.
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Baile privado
أدب الهواةInspirado en los Boxers de corazones rojos de Volkov. V está infiltrado, pero los rusos en vez de tener los taxis, son dueños del Vanilla. (en esta historia H nunca se fue, y siguen viviendo juntos)