capítulo trece

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El pequeñito de cabellos claros abría sus ojitos algo adormilado, sentía su cuerpecito pesado y algo adolorido, también sentía picazón por el traje que llevaba puesto durante dos días seguidos

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El pequeñito de cabellos claros abría sus ojitos algo adormilado, sentía su cuerpecito pesado y algo adolorido, también sentía picazón por el traje que llevaba puesto durante dos días seguidos.

Logró sentarse del lugar donde estaba, dejando atrás los rastros de lágrimas secas en sus mejillas, no recordaba mucho de lo sucedido, todo eran recuerdos vagos de la noche de su cumpleaños.

Recordaba estar con su mejor amigo, también que su juguete más preciado se había perdido y el hombre gigante que lo había ayudado, pero ¿cómo había llegado a ese lugar?

Parecía una especie de escondite secreto que usaban los villanos en sus caricaturas favoritas, todo estaba demasiado oscuro ya que ni una pizca de luz exterior podía asomarse, por primera vez en su vida sentía miedo.

Sintió a su pequeña pancita pedir algo de comida, las últimas horas se había encontrado llorando antes de dormirse, no le gustaba estar lejos de sus amiguitos ni de su papi.

Al momento de soltar otro sollozo silencioso, fue que logró escuchar unos pasos fuera de dónde se encontraba. La manija de la puerta se movía de un lado a otro intentando abrirse, parecía estar atascada o algo así.

Sus ojitos se iluminaron al ver al padrastro de su mejor amigo, ¡Era su salvación!, ¡Ya no iba a estar más perdido!

—Oh, veo que has despertado, lindo — el hombre se acercó a pasos lentos del niño quien estaba sentado en medio de uno de los colchones sucios del lugar —. Te he traído comida, ¿Quieres?

—¡Señor Kyung, gracias por salvarme! — soltó un gritito comenzando a aplaudir por la emoción.

El adulto lo miró sin ninguna pizca de alegría en su ser, incluso parecía algo terrorífico mirarlo siquiera a los ojos, haciendo desvanecer la bonita sonrisa del rostro del menor.

—Vamos precioso, come algo — acercó el plato por las piernas del pequeñito.

—¿Después iremos a casa? Extraño a Jinnie — comenzó a comer de la pasta que le había sido entregada, ignorando las muecas que hacía el contrario.

—Si logras portarte bien, iremos.

—¡Yeii! — siguió con su acción, llevaba día y medio sin probar bocado, necesitaba saciar su hambre —, ¿Qué debo hacer para que pueda ver a Jinnie?

Kyung dejó de mirar su celular para detenerse fijamente en la pequeña figura del niño, viendo en él la imagen del pelinegro a sus cortos 6 años, recordando fugazmente la primera vez que tomó su cuerpecito, sonriendo ante las súplicas que soltaba para que parara los movimientos que tanto le dolían, y que claramente, cesaron después de varios segundos.

—Ser obediente conmigo y hacer lo que te pida, bonito — respondió sin más, observando de más al menor quien limpiaba su boquita con una d sus mangas largas.

estrellita, ¿dónde estás? ━━ hyunin.Donde viven las historias. Descúbrelo ahora