17. NUESTRA NUEVA RUTINA.

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CAN:
El resto de días de la semana por la mañana permanecemos en casa. Yo salgo a correr un poco o hacer ejercicio antes de que Sanem se despierte, siempre y cuando nos despeguemos, el resto del día Sanem aprovecha para hacer ensayasos de nuevas cremas y escribir, yo voy revisando papeleos y proyectos de la empresa en el ordenador.
Para que cuando volvamos no sea todo tan tedioso. Por la tarde siempre salimos, al muelle, a cenar, o a pasear.

Estoy en el jardín y veo a Sanem salir con mi móvil, tapando con su mano la parte del micrófono.
-Sanem: Can, es Emre! Ha llamado unas cuantas veces. Me he preocupado y lo he cogido.
-Can: Está bien, gracias mi amor.

Sanem me entrega el teléfono y vuelve a entrar en la casa.
-Can: Hermano, todo bien? Llevo un buen rato haciendo cosas en el jardín y no tenía el teléfono.
-Emre: Pon el altavoz. Que Sanem escuche.

Hago señas a Sanem para que venga.
-Sanem: Aquí estoy!
-Emre: Muy bien, he llamado para contarles que vamos a tener UNA NIÑA.

Sanem se cuelga de mi cuello. Y empieza a llorar y a saltar.
-Can: Muchas felicidades. Una princesa.

Por detrás se oye Leyla emocionada, Sanem habla con ella unos minutos y al colgar viene otra vez a mi. Compartir esto con ella está siendo increíble.
-Sanem: Can, una niña, estoy muy feliz.
-Can: Yo también. La primera niña Divit.
-Sanem: Abrázame fuerte.

Volvemos a la agencia, es una locura, demasiada información para ser el primer día. Tratamos de organizar todo bien. Sanem y yo nos empapamos del nuevo proyecto para estar al día y salimos agotados.
De vuelta a casa acabamos rendidos y nos dormimos temprano.
Unas semanas después estamos adaptados al ritmo de la agencia. Pero me sigo sintiendo cansado, casi todos los días al acabar la jornada comienza a dolerme la cabeza. Sanem insiste en que visite al médico pero yo no le doy importancia alguna. Durante la cena del viernes me empiezo a encontrar un poco mal.

A penas me apetece probar la comida. Sanem se enfada y me obliga a ir al hospital, me duele bastante la cabeza y siento un poco de fatiga. No niego que esta vez sí que me haya preocupado un poco. Dejamos todo cómo está, Sanem coge su bolso y las llaves del coche y salimos. Esta vez conduce ella.
Nos atienden rápido ya que Sanem les comenta el accidente que tuve hace unos meses, por si los dolores pudieran tener relación. Después de unas pruebas el doctor nos tranquiliza, dice que está todo en bien, pero estos malestares pueden ser debido al estrés. Recalca que no tengo secuelas del accidente y que sólo necesito un poco de descanso. Que me tome las cosas con calma.

Me da unas pastillas para cuando el dolor sea agudo. Aunque en estos días debo tomarla cada 8 horas.
Me tomo una saliendo de la clínica para que vaya haciendo efecto.
Al llegar a casa Sanem está seria. Recoge todo lo que dejamos de la cena y va a la habitación.

Se cambia de ropa y yo voy con ella.
-Can: Qué te pasa?
-Sanem: Me he asustado mucho.
-Can: Ven aquí anda, no ves que estoy bien?
La abrazo y beso su cabeza.
-Sanem: Tu cara no decía lo mismo Can. Estabas pálido. Debes hacerle caso al doctor, por favor.
-Can: Está bien. Pero no te enfades.
-Sanem: Es que llevo diciéndote varios días de ir al hospital y no has querido y si te pasa algo? Qué hago yo?
-Can: No me va a pasar nada Sanem. Tranquila. Han sido unas semanas muy intensas.
-Sanem: Prométeme que si te vuelves a encontrar mal te vas a quedar unos días en casa. Hasta que te encuentres mejor.
-Can: Te lo prometo, sólo, si tu eres mi enfermera.

Se ríe y se va borrando su cara de preocupación poco a poco.
-Sanem: Eres muy listo Can. Vamos a la cama anda.

Me pongo ropa cómoda para dormir y me acuesto, Sanem se tumba a mi lado y masajea mi cabeza.

El Viaje De Nuestra Vida.Donde viven las historias. Descúbrelo ahora