La mañana después de la fiesta fue la primera mañana en la que Sunghoon había despertado con un gran problema en sus pantalones. Se sentía extraño por decir lo menos, porque literalmente, tenía una tienda de campaña en el pantalón de su pijama.
Sunghoon sacó el edredón de algodón egipcio recientemente adquirido fuera de su cuerpo y luchó para desenredarse de los brazos de Wonyoung. Ella estaba roncando suavemente y Sunghoon encontró que era un poco molesto.
Sabía a ciencia cierta que nunca roncaba, y no estaba seguro de si quería aguantar sus ronquidos el resto de su vida. Se dirigió al cuarto de baño que estaba justo al lado de la cama (ni siquiera pensaba compartir el baño) y se miró en el espejo, completamente asombrado por la vista que se encontró.
Tenía el cabello tan despeinado, que pareciera que no se lo cepillara en años; su blusa de algodón se pegaba a su barriga y su... Oh, Dios. Literalmente podía ver su pene a través de sus pantalones, metido en el material, el cual necesitaba desesperadamente liberarse.
Sunghoon suspiró y cerró la puerta, antes de sentarse en el inodoro y cerrar los ojos, pensando en su abuela. Su abuela en el inodoro, su abuela en el baño desnuda sin su dentadura. Los pensamientos no sólo hicieron que su erección desapareciera, sino que también le dieron ganas de vomitar.
Después de que se cepilló los dientes y se lavó la cara, volvió a la habitación para ver a Wonyoung despierta, apoyada contra la cabecera desplazándose a través de su teléfono.
—Buenos días, amor— dijo Sunghoon, las palabras salieron como si hubieran sido ensayadas mil veces.
— Buenos días— ella respondió sonriendo y acercó su mejilla a Sunghoon para que la besara.
—¿Qué estás haciendo?
Le mostró la pantalla de su teléfono, que estaba abierta en Instagram. Se sentó junto a ella y pasaron unos minutos mientras veían fotos de la fiesta de anoche.
Wonyoung se detuvo en una foto recientemente publicada por Sunoo. Era él, Riki, Jay y Jake, claramente borrachos, fuera de sus mentes con los vasos rojos en sus manos y sonrisas perezosas en sus rostros.
— Él es una especie de escoria— dijo Wonyoung y Sunghoon asintió. No podía estar más de acuerdo. Dormir con alguien que no gasta más de diez dólares en una camisa, antes del matrimonio, era malo a toda vista.
Él pensó que tenía normas, pero al parecer había estado equivocado todo el tiempo.
Wonyoung se vistió en el baño con algunas de las cosas que había dejado en la casa de Sunghoon (tenía un cajón especial en su vestidor) antes de que ambos caminaran abajo para el desayuno. Sus padres no estaban ahí.
Pasaron el resto del día en su casa, en la sala de Sunghoon, viendo sus películas y programas favoritos. Para la cena decidieron salir a comer su restaurante favorito. Ellos no necesitaban hacer reservación, su padre conocía al dueño personalmente y él siempre podía hacer una excepción para Sunghoon.
Así que a las ocho de la noche en punto fueron dejados frente al restaurante con la promesa de ser recogidos dos horas más tarde.
Ni siquiera tuvieron que darle a la anfitriona su nombre, los reconocía al instante e inmediatamente y cortésmente los guío a la mejor mesa del restaurante, la que tenía la vista al centro de la ciudad, la cual era preciosa una vez que se hacía de noche.
Ordenaron lo habitual, Sunghoon consiguió el ravioli de langosta y Wonyoung pidió la coliflor al horno con mantequilla. También decidieron pedir el mejor vino blanco y un tiramisú como postre.
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Bebé, el cielo está en tus ojos. | Adaptación Jakehoon
Fiksi PenggemarDonde Jake es el típico chico malo y jodido, con demasiados problemas. Sunghoon es el niño rico, perfecto y mimado con demasiado dinero. Sus escuelas están justo al frente. Se reúnen en una fiesta y eso es lo último (tal vez lo único) que necesita...