Dean regresó un rato luego con dos pedazos del Bündner Nusstorte. Se había vuelto a sentar a mi lado al notar que el clima se estaba poniendo más frío y mi blazer no me cubría lo suficiente. Me abrazaba con su brazo derecho atrayéndome a él. Si no estuviera a 47 grados -8 centígrados- no me hubiera dejado.... ¿Tal vez? ¿No?
—Podemos irnos si quieres. —Comentó viéndome. —Te iré a dejar a tu departamento, se está poniendo cada vez más frío y no quiero que te enfermes. —Asentí poniéndome de pie. Dean pasó su brazo derecho sobre mis hombros acercándome a él en un abrazo. Me había ofrecido darme su chaqueta, pero me negué. Yo sabía que iba a hacer frío, debía enfrentar mi irresponsabilidad. Como diría mamá. Dean me abrió la puerta del auto, me subí, y él se apresuró a prender el motor para poner la calefacción. —¿Mejor? —Sí, se supone que en Inglaterra también hay fríos iguales a este, y por ende «las personas se acostumbran al clima.» Creo que yo soy la excepción.
—Mejor. —Le dediqué una sonrisa. Nos quedamos un rato sin decir nada. En mi mente seguía repitiéndose una y otra vez la parte del beso. ¿Había hecho lo correcto al dejarme? ¿Tuve que apartarme? Me sonrojé al recordar que le confesé que me había gustado.
—¿Te encuentras bien? —Preguntó con una sonrisa al verme sonrojada. Asentí en modo de respuesta. —Bien, vamos a casa.
Comenzó a manejar, las calles estaban casi vacías. Muchas personas dicen que a esta hora —7 pm— las calles se vuelven calles fantasmas. Y parecía ser así, nunca me había dado cuenta porque no solía salir por la noche. Dean se detuvo un momento para poner música con su celular conectado al bluetooth del auto. Le dediqué una mirada seria al identificar la canción que había puesto.
—¿Qué? —Preguntó divertido.
—Supe que no tuve que haberte contado eso. —Me crucé de brazos viendo hacia el frente tratando de ocultar mi sonrisa.
—Oh vamos pitufina, no te molestes. —Decía intentando no reírse. —Igual, algún día te escucharé cantar en el salón. —Le miré de reojo, tenía razón.
—Como me vuelvas a llamar pitufina, será la última vez que veas la luz del sol. —Amenacé con una sonrisa y una ceja arqueada.
—When it gets hard.. —comenzó a cantar. —You know it can get hard sometimes. —¿Ahora también canta? Y vaya que cantaba bien. —Vamos Wright, canta conmigo.
Le dediqué una mala mirada, pero comencé a cantar, él se quedó callado para escucharme. —We keep this love in a photograph, we made these memories for ourselves... —Ahí fue cuando comenzamos a cantar juntos viéndonos fijamente. Sus ojos brillaban de nuevo, y mis mejillas enrojecían, pero no dejaba de cantar con una sonrisa dibujada en el rostro.
Where our eyes are never closing, hearts were never broken and time's forever frozen, still... So, you can keep me inside the pocket of your ripped jeans, holding me closer 'til our eyes meet, you won't ever be alone... Wait for me to come home...
Dean y yo nos miramos un momento. Comenzó a manejar por otra ruta con la excusa de que era para que la calefacción del auto me relajara y ya no sintiera tanto frío, aunque claramente era para que aprovecháramos el tiempo juntos. Cantábamos juntos, por ratos él me miraba con una sonrisa. He de admitir que no podía evitar no verlo, y me sonrojaba cuando conectábamos miradas. Pero me sentía bien con él. Otra vez ahí estaba presente... esa comodidad extraña que sentía con Dean.
Llegamos justo cuando la siguiente canción estaba por terminar. The Reason. Esa canción había sonado dos veces en lo que estuve con Dean esa noche. —Supongo que es nuestra canción. —Lo dijo como si nada, viendo hacia la pantalla de su celular con el nombre de la canción escrito en ella. Yo me quedé en silencio. Él tal vez no notaba el efecto de sus palabras en mí. Dean me miró finalmente cuando la canción terminó. —Espero que la hayas pasado bien. —Dijo con una pequeña sonrisa. —Lamento lo del beso... yo... —puse la mano sobre la suya notando que se relajaba un poco. —Sé que te gusta alguien más. —ahí noté su cambio en la voz de uno avergonzado a uno triste. —Y sé que no soy quién para besarte como si nada luego de varios años y... el plan era disculparme contigo, creo que me adelante un poco a los hechos. —Dijo avergonzado. —Lo lamento.
ESTÁS LEYENDO
La melodía de tus ojos
Teen FictionSe conoce como destino a la fuerza sobrenatural que actúa sobre los seres humanos y los sucesos que éstos enfrentan a lo largo de su vida. El destino sería una sucesión inevitable de acontecimientos de la que ninguna persona puede escapar. La casual...