Dean
Supe que Lyla estaría en la cafetería ayer. Es una de sus manías que tiene desde el colegio, trabajar en la cafetería. Entonces busqué la forma de dar el primer paso para hablar con ella, supe que esta era mi oportunidad para remediar las cosas.
Siempre supe que mis amistades se burlaban de ella por ser nerd, y nunca hice nada para detenerlo. Al contrario, alguna vez llegue a hablar mal de ella. Bueno, a lo mejor fue más de alguna vez. Nunca le tomé importancia hasta que noté su cambio en todo. Al hablar, actuar... Se volvió más reservada. Incluso su grupo de amigos se redujo a la mitad.
—Entonces —preguntó mi primo a través del celular. Videollamada. —¿La besaste?
—Mhm, lo hice.
—¿Con lengua?
—Serás idiota. Casi arruino todo por haberlo hecho.
—¿Casi? —Preguntó arqueando una ceja. —¿Te detuvo?
—No. —Negué.
—¿Se separó de ti?
—No. —Volví a negar.
—¿Entonces?
—Dijo que era su primer beso.
—Diablos Pearson. —Dijo para luego comenzar a reírse. —Solo espero que estés haciendo lo correcto. —Decía negando con la cabeza, y una sonrisa dibujada en su rostro. —*¿Irás al gimnasio hoy? —*preguntó cambiando el tema al notar la mirada que tenía sobre él.
—Lo haré. Iré en un rato, tengo tiempo ahora en la mañana.
—Bien, yo no. Debo ir a trabajar, nos vemos luego.
—Adiós Walker.
Me fui a alistar para ir al gimnasio al finalizar la llamada con mi primo. Me hacia falta cada vez que iba a entrenar. Fue él quien me atrajo al mundo del gimnasio antes de irse a estudiar a otro país. Usualmente, entreno luego de clases, pero tal vez aprovecharía a entrenar a las 7 los martes, ya que mi primera clase es hasta pasadas las 9.
Saludé a las personas que conozco al llegar al lugar. Gerentes del gimnasio, algunos maestros, y estudiantes en general. Miraba a mi alrededor, todos llevaban audífonos, entrenar sin música es un pecado. Algo diferente es entrenar con música en vivo, como el día de hoy.
—Eso es nuevo. —dije acercándome a los casilleros. —Pink Floyd...
—¿Quién es ella? —Preguntó Jacob -mi roommate- acercándose a mi.
—No lo sé. Pero sabe de buena música. —Dije acercándome en busca de la chica. Al estar más cerca, pude escuchar bien su voz. Esa voz tan agradable al oído que podría escuchar sin cansarme. —¿Pitufina? —Me sorprendía verla ahí.
Claramente no me escuchó, llevaba audífonos. Me quedé viéndola por un rato, hasta que la canción llegaba al final y me puse a cantar con ella, llamando su atención.
—How I wish, how I wish you were here, we're just two lost souls —le dediqué una sonrisa cuando conectamos miradas.
—¿Cómo estás? —le pregunté un momento después.
Ella me respondió con una sonrisa quitándose los audífonos. —Bien. ¿Tú? Creí que entrenabas hasta en la noche.
—Me alegro que estés bien, yo estoy bien también —enumeraba las preguntas con mis dedos haciendo que ella riera. —Y sí, suelo entrenar por la tarde-noche, pero hoy tengo tiempo a esta hora. ¿Y tú? No creía que te vería por estos rumbos algún día.
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La melodía de tus ojos
Genç KurguSe conoce como destino a la fuerza sobrenatural que actúa sobre los seres humanos y los sucesos que éstos enfrentan a lo largo de su vida. El destino sería una sucesión inevitable de acontecimientos de la que ninguna persona puede escapar. La casual...