CAPÍTULO 2.

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Un mes, dos semanas ha pasado desde mí llegada a Osadía, pase todas las pruebas con excelencia gracias a que antes había entrado, la prueba final; la simulación estaba costándome por saber que no es real y Cuatro está empezando a sospechar.

Mi relación con todos es buena, incluso he llegado a llevarme bien con Eric aunque éste me coquetea y no pierde el tiempo para insinuarme indirectamente sus intenciones. Con Cuatro las cosas son diferentes, a veces nos encontramos temprano en la sala de entrenamientos y entrenamos juntos, hemos compartido momentos divertidos y solo en esos momentos se porta cálidamente conmigo.

Me enamoré de él sin quererlo y me es inútil ocultar estos sentimientos, sobre todo cuando estamos solos. El ambiente se vuelve tenso y siento deseo de acercarme y besarlo, pero no creo que él sienta lo mismo.

-Fierecilla – Eric me sorprende abrazándome por la espalda - ¿Qué haces aquí en el techo tu sola?, ¿Piensas saltar como la primera vez?

-No – reí zafándome de su agarre – No podía dormir y subí a tomar aire – confesé encarándolo - ¿Tú que haces aquí?, Son como las tres de la madrugada.

-Tengo guardia, pero...

-Ah ya entendí - acaricie su mejilla acercándome a él peligrosamente, cerró los ojos nervioso esperando que lo besara – Tonto – di media vuelta y salté cayendo sobre la maya.

-¡Algún día caerás ______! – resonó su grito por todo el edificio. Riendo me baje de la maya y camine al dormitorio, en el camino fui interceptada por Cristian, Embry y tres chicos más.

-Te estábamos esperando – fruncí el ceño, se miran sospechosos, su mirada no me gusta para nada.

-¿Qué quieren?

-Eres la primera en el tablón, ¿cómo lo lograste?, ¿acaso te acostaste con los jefes?

-No digas estupideces Embry.

-Eso es lo de menos – intervino Cristian – No podemos dejar que eso siga así.

Todos se abalanzaron contra mí, luchar con todos de montón era difícil, pero más vale la inteligencia que su fuerza bruta. Peleaba contra ellos, de pronto uno me agarró por detrás y los demás enseguida me inmovilizaron.

-¡Malditos cobardes! – Era inútil, no podía zafarme y el miedo comenzaba a invadirme - ¡SUÉLTENME!

-Silencio muñeca, ¿no te enseñaron que debes dejar descansar a las personas?

-¿Y a ti no te enseñaron a respetar a las damas?

-¡Llévensela! – Cristian me soltó y quedó peleando con Cuatro mientras los demás corrieron sin soltarme.

-¡¡CUATRO!!

Cuatro llego enseguida evitando que me lanzaran al precipicio, rápidamente noqueó a dos y pronto Eric se le unió noqueando a los restantes.

-¿Estás bien? – Cuatro me levantó entre sus brazos estilo princesa e importándome muy poco la presencia de Eric, abrace al chico aferrándome a él.

-Llévatela cuatro – interrumpió receloso Eric – Yo me haré cargo.

Asintiendo camino a un área bastante apartada, eran las habitaciones de los superiores. Entramos en una y me dejo sobre su cama, curo mis heridas – Increíble que no tenga ni un solo rasguño – paso un algodón húmedo con alcohol sobre una cortada en mi abdomen.

-Uhm – apreté los dientes reprimiendo un quejido.

-Te rasguñaron con una navaja – dijo sin mirarme – Afortunadamente solo fue un rasguño, pero si no limpio la herida se infectará.

Rompiendo las reglas.Donde viven las historias. Descúbrelo ahora