Pensando

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Lenadia estaba sentada en su casa, observando el horizonte con cierta preocupación. No sabía si debía terminar de almorzar o salir corriendo, ya que se estaba haciendo tarde. Aunque su casa era bastante modesta en comparación con las construcciones del pueblo de Cristenia, ella se sentía a gusto en ella. La ventana de su casa era muy grande, ya que no había suficiente material de construcción para erigir una pared de concreto, pero a ella no le importaba. Lo importante en ese momento era cumplir con su responsabilidad: recibir al chico nuevo que venía de la ciudad.

Lenadia era la delegada de la clase, y sentía que tenía una responsabilidad moral para asegurarse de que el chico se integrara al pueblo y a su nueva escuela de manera adecuada. Era su deber moral no dejar sola a esa pobre alma en esos dos días de fin de semana antes de su primer día en la escuela el lunes. A pesar de que Lenadia sentía algo de presión en sus hombros, también se sentía emocionada por conocer al chico nuevo.

De repente, Marco, su hermano pequeño, la interrumpió mientras terminaba su comida en el comedor. "Len", le dijo, "debes ir y hacer lo que debas hacer". Lenadia se dio cuenta de que su hermano solo quería las sobras de su comida para su perro Kyo, pero no le importaba. "Está bien", respondió Lenadia sin apartar la mirada de la ventana. "Kyo tendrá que conformarse con mi arroz con guiso". Lenadia se engulló rápidamente el resto de su pollo asado y se puso de pie, cruzándose su morral de cuero en el cuello.

Lenadia murmuró las palabras "Distalia Staentia", y todo a su alrededor comenzó a cambiar. Las rugosidades y asperezas de las paredes se transformaron en una apariencia lisa y característica del templo del pueblo. Cuando todo se estabilizó, Lenadia salió por la puerta de ébano y se encontró en la estación de tren de Cristenia. El sol se estaba poniendo detrás de las montañas, tiñendo el cielo de tonos anaranjados y rojizos, y la brisa fresca de la tarde hacía que las hojas de los árboles del camino crujieran bajo sus pies. El canto de los pájaros se escuchaba en el ambiente, y a lo lejos, Lenadia pudo ver el humo del tren acercándose.

Lenadia fue recibida por el cura Rosendo en la estación, quien le informó que el tren que venía de la ciudad se estaba aproximando. Ella sacó de su morral una bufanda roja que habían acordado previamente a través de una carta semanas atrás, y se la colocó para que el chico que llegaba la pudiera identificar fácilmente. Mientras tanto, la ansiedad por conocer al chico nuevo la inundaba, y se preguntaba qué tan diferente sería su vida a partir de ahora.

Tuuuuuuuuuu - sonaba el silbato del tren asomando por el túnel a la entrada al pueblo. Sacó de su morral una bufanda roja con la que el chico que llegaba la identificaría, tal como habían acordado por una carta semanas atrás. Mientras tanto, la ansiedad por conocer al chico nuevo le inundaba, y se preguntaba qué tan diferente sería su vida a partir de ahora.

Cristalia: Magical LifeDonde viven las historias. Descúbrelo ahora