14.

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Seokjin sabía que estaba en problemas cuando al llegar a su casa la señora Choi le dijo que Jungkook lo estaba esperando en su oficina.   

No sabía comó reaccionar, normalmente ellos sólo hablaban en su oficina cuando era algo verdaderamente serio. Jin recuerda que las pocas veces que ellos hablaron en la oficina del menor las cosas siempre terminaban un poco tensas.   

Cuando entró a la oficina vio a Jeongguk quien lo esperaba con un café en la mano y una sonrisa que rápidamente notó, era forzada.   

¿Lo había descubierto? ¿Sus guardias le habían dicho que eran amenazados por él? ¿O alguien le fue con el chisme?    

—Jinnie, cariño, necesitamos hablar.   

Tan rápido como tomó asiento frente al menor, unas fotos fueron extendidas hacia él y su cuerpo se tensó.   

Mierda.      

—Yo puedo explicarlo.   

—Te escucho.  

Estaba a punto de explicarle, a punto de decirle que lo lamentaba pero él realmente quería tener hijos y al no poder hacerlo su única solución fue conseguir trabajo allí, junto a niños que nunca podrán tener, sin embargo antes de poder hablar algo dentro suyo lo detuvo.   


No le debes explicaciones, no hiciste nada malo.    


Tú tienes derecho a trabajar.    

Él no es dueño de tu vida.   

Él no quiere marcarte.    

Su mente le estaba jugando en contra, las anteriores discusiones aún estaban frescas y no podía olvidarlo. Jungkook no era su alfa por completo y ya lo estaba controlando, le impedía salir solo y ni siquiera quería marcarlo o darle hijos, ¿por qué estaba aguantando todo eso?   

Lo amas.   

Sí lo amaba, lo amaba demasiado y sabía las consecuencias de comenzar una relación con él, sin embargo Jungkook también dijo que le daría una marca, que le daría hijos y lo haría feliz, pero ahora no quiere cumplir con nada de eso.   

—Tú no quieres darme hijos —fue lo primero que dijo—. Esos niños me dan el amor que necesito.    

Sorprendido ante sus palabras, Jeongguk no sabía qué decir. Él esperaba una explicación, disculpas y luego ambos hablarían respecto al tema y llegarían a una solución donde ambos puedan estar felices, no se esperaba esa respuesta.   

—Seokjin, ¿sabes qué provocas con todo eso?   

—¿Provoco algo? Sólo estoy trabajando.   

—Sin guardaespaldas.   

—Esos simios asustan a los niños.  

—Y esos niños están en peligro contigo.   

—¿De qué hablas? No soy un psicópata, no voy a hacerles daño.   

—Pero eres mi pareja, mi omega, si alguno de mis enemigos llega a enterarse que trabajas allí sin guardias no dudarían en secuestrarte, y si ellos se enteran el cariño que tú le tienes a esos niños todo se complicará y ellos terminarían en peligro también.   

—Eso es absurdo, ellos no van a enterarse.   

—Tú no lo sabes.    

—Y tú tampoco.   

El omega arrugó su naricita, apretando sus puños y con una expresión molesta, habló:   

—¿Entonces qué? No quieres marcarme, no quieres darme hijos, no me dejas salir sin guardias y no quieres que trabaje en una guardería donde puedo convivir con niños, donde puedo experimentar lo que es el amor puro e infantil que nunca voy a recibir porque tú y tu estúpido trabajo de mafioso no me dejan. ¿Qué se supone que soy? Si lo pienso bien sólo me tienes aquí para darte compañía y nada más.     

El menor niega, totalmente en desacuerdo con el omega.   

—No es así, no lo entiendes, te estoy cuidando.   

—¡No necesito ser cuidado!   

—¡Lo necesitas! Las personas a nuestro alrededor son peligrosas, desde el momento en el que aceptaste estar a mi lado te pusiste en peligro, ambos lo sabíamos y aceptamos las consecuencias.   

—Las acepté porque me prometiste darme una familia, me prometiste felicidad y amor —las lágrimas aparecen—. Pero yo fui muy tonto al creerte.   

—Sabes mis razones.   

—¿Entonces por qué me prometiste algo que no podías cumplir, Jeon? ¿Por qué me trajiste con falsas promesas?     

Ambos se quedaron en silencio. Seokjin comenzó a ver borroso, las lágrimas le impedían ver con normalidad pero se negó a sacarlas de allí, no quería demostrarse débil.  

Jeongguk en cambio estaba perdido, sin saber qué responder o cómo seguir con aquello, por suerte para él, quizás no para Seokjin, Lalisa entró rápidamente a su oficina sin tocar la puerta, en otro momento la hubiese regañado por tal acción, pero cuando vio las manos llenas de sangre de la tailandesa y notó la respiración agitada, sólo puede preocuparse.  

—Le dispararon a Jihoon.    

Y el mayor sólo pudo ver como Jungkook salió corriendo junto a Lisa, diciendo antes que seguirían luego con todo aquello. 

-jeonseokjinniee

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-jeonseokjinniee.

El omega de un mafioso || JJK•KSJ ✔️Donde viven las historias. Descúbrelo ahora