CAPITULO 13🥃

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Elena.

Edward no había llegado y estaba preocupada.

El reloj marcaba las tres, la graduación de Emma era en dos horas y él salió desde hace varias de Chicago en su avión privado en medio de una tormenta que azotaba gran parte de la ciudad.

Marie no me respondía el teléfono en la oficina, Emma estaba tan preocupada como yo caminando en círculos en la habitación y no me atrevía a decir nada para que no se alterara aun más. Mi amiga ni siquiera sabía que por dentro, el corazón me estaba latiendo con tanta fuerza que lo escuchaba a la perfección seguido de la voz en las noticias avisando que la tempestad cada vez era mucho mas fuerte conforme pasaban los minutos, llegando al pico mas fuerte de la lluvia.

Le dije que no viajara y no me hizo caso.

—Bueno, ¿pero nadie tiene comunicación con el piloto acaso? —inquirió Emma sin matizar la voz cargada de angustia.

Elijah dio un paso en dirección a su hermana, recibiéndola al instante en que ella se apartó de los brazos de Nicholas, pasando su mano por su vientre de siete meses y medio de embarazo. Ella no debía estar angustiándose así, pero no podíamos evitar pensar lo peor cuando solo escuchábamos malas noticias en los canales que pasábamos.

—Elijah, llama a alguien —suplicó—. Edward habría avisado de haber aterrizado de improviso en algún lado y...

—Cálmate, Emma.

La tomó del rostro, besando su frente para calmarla. Mi amiga solo bufó, clavando sus ojos en mí. Elijah siguió el movimiento, cayendo su mirada sobre mí. Ni siquiera me había percatado del momento en que llegó a la casa de Emma, solo tenía cabeza para el hombre con el que no había hablado en horas y que me tenía el corazón en la boca debido a la preocupación.

—Las malas noticias son las primeras en llegar.

—¡Eso no es un maldito consuelo, Elijah! —le gritó, refugiándose en los brazos de un Nicholas que no tardó en lanzarle una mirada de «¿es en serio?» a su cuñado, el cual parecía igual de angustiado que su hermana—. ¿Y si llamamos a los aeropuertos que quedaban de camino? ¿A las pistas de emergencia? Podríamos...

Mi teléfono hizo que Emma soltara un chillido conmocionado antes de fijar sus ojos en el aparato que apenas procesé que sonaba antes de responderle a Marie.

—Señorita Williams.

—Dime que se ha comunicado contigo, por favor —susurré, apartándome para que no me escucharan. En este punto, con el corazón a punto de salirse de mi pecho, no me importaba que se enteraran de que llevaba varios meses saliendo con Edward o de que estaba asustada, pero no quería alterar mas a Emma—. No hemos sabido nada, Marie.

—Sé lo mismo que usted, señorita Williams. —Pasé saliva, aferrándome al teléfono en tanto recostaba mi cabeza en el cristal junto al balcón—. Sus guardaespaldas y el escuadrón de seguridad en Boston están tratando de comunicarse, pero por la tormenta las líneas han chocado, la señal no permite que lleguemos a nada.

Estaba conteniendo el aliento aquí, había pasado una vez esto con papá por su terquedad por viajar y una vez con Jeremiah luego de un operativo, tenía mucho miedo y el no poder dejarlo salir todo me iba a hacer explotar en cualquier momento sin pensar en nada más.

—Marie, si...

—Lo haré, señorita Elena —su voz se suavizó, probablemente detectando que estaba al borde un maldito colapso aquí—. Él debe estar bien, tenga fe.

Evité a toda costa la cercanía con Emma, si ella comenzaba a llorar a mi lado no podría aguantar mucho y tendría un desfallecer frente a sus ojos por todas las emociones a flor de piel que trataba de ocultar para que ella no se viera afectada por una de mis crisis.

FUMBLE (Kings of the game #2.5)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora