Capítulo 13: ¡Perfección!

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—Creo que funciona —dijo el autillo Spoorn al Ablah General, Skench.

Desde sus perchas de piedra que dominaban desde las alturas la celda iluminada por la luna, Skench y Spoorn observaban a Soren y Gylfie. No podían oír el relato que Soren recitaba en voz baja; además, los dos polluelos procuraban permanecer inmóviles. Cuando finalmente la luna descendió en el cielo nocturno, Skench y Spoorn se posaron sobre el suelo de la celda y examinaron los ojos de cada uno de los jóvenes.

—¡Perfecto! —declaró Spoorn.

—Somos perfectos —replicó Gylfie—. Estamos muy contentos de ser perfectos para nuestros amos. El número 25-2 se siente perfecto y completo.

Soren siguió el ejemplo de su amiga.

—El número 12-1 también se siente perfecto. Esperamos sus órdenes.

—Vamos, pequeños. Sabía que lo conseguirían —dijo Spoorn.

Era el tono más amable que Soren y Gylfie le habían oído usar nunca.

—Cuando se quieran dar cuenta, celebrarán su ceremonia de Especialización.

«¡Excrepaches!», pensó Gylfie.

—¿Sabes, Spoorn? —decía Skench—, estos dos estaban señalados como indomables desde el principio, por lo menos la lechuza común, y a veces pienso que un indomable escaldado resulta un mejor servidor para nuestra causa.

«¡Ni lo sueñes, pajarraco descerebrado!» Estas palabras resonaron silenciosamente en la cabeza de Soren.

—Esto pensando en asignar a la más pequeña a mantenimiento de garras de combate y al polluelo de lechuza común al huevárium.

—Quizá la incubadora sea más apropiada para el pequeño.

«¡Incubadora! ¡Huevárium! ¡Garras de combate!» De repente Soren y Gylfie se pusieron alerta. Aun así, se las arreglaron para caminar con el torpe andar de los completamente ofuscados por la luna.

—¿Sabes? —continuó Skench—, me parece que deberíamos colocarlos en el mismo pozo de piedra y en el mismo glaucídium... con escaldadura de luna reforzada. Si se miran a los ojos, creo que se ha demostrado que eso intensifica los efectos de la escaldadura.

«¡Ja!» Gylfie estuvo a punto de reírse en voz alta.

De modo que llevaron de nuevo a los dos polluelos al glaucídium de Soren, y Jatt y Jutt recibieron órdenes estrictas de que los mantuvieran juntos y los obligaran a mirarse a los ojos cada cierto tiempo.

—¡Muy bien, ustedes dos! —bramó Jutt—. ¡Mírense a la cara!

Sin embargo, ni Jatt ni Jutt pudieron ver el brillo en el fondo de los ojos de cada uno de los jóvenes, ni oyeron hablar a Soren cuando se giraron.

—Lo hemos conseguido, Gylfie. Lo hemos conseguido.

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Así pues, una vez más, los días dieron paso a las noches, y las noches se convirtieron en eslabones oscuros en la cadena plateada de la luna mientras discurría por sus cuartos menguantes y plenilunios, pareciendo ahora como un globo inmenso, palpitante y brillante, tan delgada como la hebra más fina del plumón del pecho de una lechuza. Esperaron con paciencia a que les salieran las plumas de vuelo. Todos los días, Soren realizaba un apresurado inventario de lo que tenía, que prometía mucho. Sus plumas de vuelo crecían definitivamente; quizá no eran verdaderas aún, pero allí estaban. Cuando echaba la cabeza hacia atrás, como las lechuzas podían hacer, y la giraba, se veía perfectamente las plumas de la cola, y cuando nadie miraba practicaba movimientos de rotación y dirección. Por supuesto que no habría ceremonias de Primer Vuelo. De hecho, Soren vivía constantemente aterrorizado por la idea de que le informaran de la manera más brusca de que no estaba «destinado» a volar, como, al parecer, habían hecho con la cárabo manchado, 12-8, anteriormente conocida como Hortense. Ella decía siempre que eso era debido a su rango de alto secreto, que guardaba cierta relación con ser una clueca.

Los Guardianes de Ga'hoole #1 "La Captura"Donde viven las historias. Descúbrelo ahora