—Es que no puedo creerlo aún. ¿Acaso ustedes si? —Me dejé caer con estrépito sobre el taburete del bar.—Ya deja de comportarte como una reina del drama y mejor aprovecha la oportunidad que te da la vida y... la directora —Mateo levantó sus cejas de forma sugerente.
—¡Obvio! —Secundó Debbie con un ruedo de ojos —Osea... ¿¡Quién no querría compartir una relación con ese Dios griego!? Yo me ofrezco a hacerlo y hasta gratis.
Carraspeé intentando sofocar la risa que se agolpó en mi garganta.
—Bien... Admito que el crío no está tan mal después de todo, pero aún así no me parece ético llegar y...
—¡Pero nada! —Debbie sacudió las manos al aire con efusión—. Si la vida te da limones... ¡Disfruta de una deliciosa limonada! Y comienza a hacerlo ahora que estamos a Martes y mañana tendrás que pasar toooodo el día con ese Dios griego.
Mateo recibió la ronda de tragos que preparó el barman y tras depositar uno en nuestras manos, levantó su cóctel en nuestra dirección.
—Salud por ambos. —Brindó con el brillo de la emoción destellando en su mirada.
—¡Salud! —Debbie chocó nuestras copas y se bebió el contenido de su vaso de un trago.
Bebí con lentitud el delicioso cóctel que sostenía entre mis dedos, saboreando cada pequeño trago.
El aromático y frío líquido inundó mi boca, destilando frescura y a su vez calidez a través de toda mi garganta.
Un toque de menta y madera en mi cóctel, me hizo recordar el perfume amaderado del crío.
Mi estómago se contrajo de inmediato al recordar su embriagante aroma y cada célula de mi cuerpo reaccionó ante el recuerdo.
Trago tras trago, la calidez del delicioso líquido relajó mi cuerpo, cediendo a la tentación de rememorar sus facciones definidas y cuerpo tallado a la perfección.
¡Dios bendito!
¿A quién deseaba engañar? El Dios griego estaba como quería y después de todo no sería tan descabellado disfrutar de su cercanía mientras lo protegía.
Al fin y al cabo tenía claro que solo era una táctica.
Un plan trazado a detalle.
Jamás caería en el error de llegar a confundirme. Mucho menos con mi protegido.
Me ganaría su cariño y su confianza, lo protegería y eso era todo. Luego nunca más tendría que volver a ver su rostro ni viviría para culparme de haber accedido a esta misión.
Eso era un hecho.
Me desperté a regañadientes con un dolor de cabeza infernal.¿Quién rayos me mandaba a trasnochar en un bar un martes por la noche?
Poco podía hacer por disimular las profundas y oscuras ojeras que enmarcaban mis ojos. No obstante, al menos debía intentarlo.
Tras una fatídica media hora procurando mejorar mi abatido aspecto, finalmente salí por pies en dirección a la primera clase del día.
Estando solo a un metro de la puerta del salón, un aroma embriagador con notas de madera y roble inundó mis fosas nasales, generando un recogimiento de mi estómago.
Advertí su cercanía mucho antes que su cálida mano se apoyara en mi hombro.
Con una estúpida sonrisa traicionera que no era capaz de ocultar, me giré sobre mi eje hasta encontrar su ojos.
—Esperaba encontrarte temprano —Saludó recorriendo cada rincón de mi rostro con su atenta mirada.
—Bueno... Aquí mi tienes —Sonreí ampliamente, procurando acentuar mi hoyuelo— ¿Entramos?
Sin esperar respuesta pero con la convicción que su mirada continuaba en mí, giré sobre mis talones iniciando un contoneado recorrido hasta ingresar al salón y dirigirme a una ubicación al azar.
Me senté sin quitarle la mirada, cruzando una de mis piernas sobre la otra antes de depositar la mano sobre el asiento disponible a mi lado.
Cerró lentamente la boca, obsequiándome una estrecha sonrisa.
Sigiloso y con movimientos sensualmente felinos me alcanzó en solo algunas zancadas, tomando asiento a mi costado.
—Buenos días, jóvenes. —Saludó el docente en cuanto ingresó al aula.
—¿Te dije ya que hoy luces realmente hermosa? —El ronco susurro que el Dios griego depositó directamente en mi oído, se perdió entre las voces que saludaron de regreso al profesor.
Suspiré profundo sintiendo un considerable cosquilleo en mi columna vertebral como respuesta automática ante su voz y cercanía.
Tenía por delante un largo día.
¡Hola bellezas! Hasta aquí por hoy este episodio ❤️.Quiero agradecer ante todo el tiempo de lectura que me han obsequiado. ¡Espero continúen disfrutando de mis líneas!
En caso de ser así, háganme llegar su aprecio por esta historia mediante sus comentarios y retroalimentaciones.
No olviden presionar la estrellita si consideran que lo merezco 🥰.
¡Les quiero mil!
Bel 💋
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Mi protegido
Ficção AdolescenteEmma es una joven Subcomisaria de Policía de Investigaciones que se encuentra en el mejor momento de su carrera. Una lamentable noticia toca a la puerta, peligrando la comodidad de su presente. Benjamín es un universitario de último año de Arquitec...