¿Que tal si descubriera lo que eres?

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Sus ojos se abrieron repentinamente por el dolor que le ocasiono el repentino jalón de su ropa en dirección hacía arriba, frente a ella estaba su presa, tomándola con fuerza en sus brazos, cayendo en picada

Erika escucho el sonido del metal siendo golpeado por el cuerpo del de la piel bisque, ambos fueron a pagar en lados contrarios de las orillas del tren, por un lado estaba Erika, quien perdió su traje al ser desprendido de su cuerpo durante la caída, y por el otro lado estaba Dracula, quien apenas y había recibido uno o dos rasguños.

Ambos se arrodillaron sobre el tren; con algo de dificultad, recuperándose por unos segundos de la caída que acababan de sufrir, Erika se sintió expuesta al darle la espalda al vampiro, por lo que rápidamente dio vuelta sobre si misma para encarar al chupa sangre, quien sentía angustia de tener el mismo destino que Erika temía para ella misma

Fue entonces, cuando ambos pudieron verse el uno al otro, haciendo contacto visual, el índigo contra el azul zafiro, ambos perdidos en ese mismo instante

Y fue allí que el mar de sus miradas era invadido por un hermoso resplandor violeta, que ni ellos podían ver, pero que se sentía más fuerte con cada latido de sus corazones, los cuales se sincronizaron con el paso de los segundos, y algo en sus mentes hizo clic

Drácula estaba atónito, no sabía cómo demostrar lo asombrado que se sentía, lo que acababa de ocurrir no tenía explicación, y solo el sabía lo que significaba, pero no sabía porque había sido así

Podrían haberse quedado de esa forma por la eternidad, pues se notaba que no había incomodidad entre ellos, pero como todo lo bueno llega a su fin, el momento de contacto visual fue brutalmente interrumpido porque a la distancia se divisaba  un túnel por el que pasaría el tren en el que iban montados, Drácula había notado eso, pues Erika estaba dándole la espalda a ese túnel, y sería muy complicado que se diera cuenta de su existencia, por lo que decidió tomarla nuevamente entre sus brazos y saltar del tren en dirección al bosque, siendo golpeado por ramas, rocas y uno que otro tronco derribado que se atravesará en su camino, pero siempre protegiendo a la joven con su cuerpo.

Llegó un momento en el que dejaron de rodar y finalmente se detuvieron, en un punto remoto del bosque, permitiendo finalmente al de piel bisque resposar un momento en el suelo para recuperarse de sus recientes heridas, se encontraban en el suelo uno al lado del otro, ambos con heridas sobre su piel, pues a pesar de que Drácula la protegió con su cuerpo, no pudo evitar que está recibiera algunos daños

Y está misma se pudo dar cuenta de la situación, tenia junto a ella al vulnerable Conde Drácula a su merced, podría acabar con el aprovechando el débil estado en el que se encontraba, pero no lo hizo, y aún que quisiera... Realmente no tenia con que hacerlo, todo su armamento se perdió junto a su traje, podría utilizar cualquier cosa que la rodeará realmente, pero algo en su interior se lo impedía.

Podría haber sido la poca fuerza que tenía, el esfuerzo que había echo, o incluso la sensación de la roca que aún raspaba su rodilla, pero nada de eso se lo impedía, ella tenía una condición física tan impecable que... aún con todos esos daños, ella podría mantenerse de pie para seguir peleando... Y si no era esa la razón, ¿Qué se lo impedía entonces?

Ella estaba en medio de una crisis existencial, su puño se apretaba con ira, ¿Por qué no se levantaba para matar al vampiro?, eso era lo que estaban esperando que hiciera desde el primer momento en que abrió los ojos, y ahora que se le presentaba la oportunidad, simplemente se echaba para atrás, y ella sabia que era porque no quería y no porque algo se lo impidiera, lágrimas caían por sus mejillas, eran lágrimas de impotencia, ella tenía un solo propósito y por su impotencia no hacía nada, había algo en su mirada que enternecia a su corazón, solo fueron unos minutos, pero esas ventanas le permitieron conocer una parte de su alma