【 II - Misterios 】

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 Seis y media de la mañana, y un par de pajaritos ya le estaban dando la melodía del día al erizo que quería darles un escopetazo para que callaran de una vez. Se sentó en la cama, mirando las franjas rojas que recorrían su cuerpo hasta sus dedos, preguntándose cómo serían las manos de Silver sin sus guantes. Oh, oh no, otra vez el platinado en su cabeza. Rápidamente usó la táctica de evasión de responder los mensajes de Rogue que tanto le habían molestado anoche.

« ¡No podrás creer lo que pasó allá en la isla!
           3:57
Por amor a Caos, Shadow, responde mis mensajes, sé que sigues despierto :(
           4:00
Tomaré esto como una traición y te contaré todo de igual manera
          4:05
Resulta que Knuckles había olvidado nuestra cita, y si no fuera porque vine, habría pensado que hoy no tenía nada planeado, fue un total descaro la forma en la que me dijo las cosas, me dieron ganas de abofetearlo, ¡pero!- He aquí lo interesante, se veía un poco apagado, incluso me dijo un par de cosas que me gustaron, él quiere dejar de custodiar la esmeralda maestra porque... ﹝ˡᵉᵉʳ ᵐᵃˢ
         4:27 »

—Se tomó más de veinte minutos para ese mensaje, no voy a leer esa mierda.

« ¿Por qué no podías esperar a encontrarnos para hablar de esto? No voy a leer todo lo que sea que escribiste, es mejor escucharlo que leerlo, ¿no crees?

       6:36 »

—¿Habré sido muy cortante?... Mm, tampoco es que me importe mucho hoy, estoy de mal humor.

 Se levantó de su cama, dejando el celular pantalla abajo, sobre la mesita de noche que solo tenía una lamparita de estilo clásico, recubierta de blanco y detalles con papel dorado, formando tallos de plantas. Sus pasos lo llevaron hasta el baño, donde decidió tomar una ducha. "Gracias, Prawer" comentaba en su mente; gracias a él es que existen las duchas como esta. Tallaba con jabón sus púas oscuras, dejando que el agua se lleve sus preocupaciones; sin embargo, se sentía como si ese cubículo fuese una jaula de escape que se llenaba cada vez más de agua. Algo no andaba bien con el héroe, algo no era normal, ¿por qué cada pensamiento que venía sobre Silver, le quitaba tanto el aliento?

—¿Tanto le extraño?

 Comenzó a creer que veía en Silver a la misma María, quería salvarlo, traerlo de donde quiera que se había metido y cuidarlo por su cuenta, no como un padre a un hijo, era más una necesidad imperiosa de mantener el control sobre el alrededor de Silver, casi una obsesión de sobreprotección. Se estaba volviendo loco cuanto más tiempo pasaba.



—¡No puede ser tan descarado!

 La murciélaga bufaba molesta al ver a la hora que venía a responderle, más por el mensaje, ni había leído su historia; dejó salir un largo y pesado suspiro, a fin de cuentas, tenía razón, debió esperar a contárselo en persona, pero su emoción le ganó a la razón. Se sentó frente a su tocador, pasando a maquillarse como siempre, ni loca iba a salir con la cara así sin más.

 Terminó de arreglar su clásica vestimenta, dejando simétricas sus botas, alegrándose de verse así al espejo, «cada día más bonita» pensaba. Iba a tomar el picaporte de la puerta principal, pero escuchó unas voces detrás, apegando la oreja a la puerta, se propuso a espiar.

—Ella no tiene las respuestas que buscamos—  Una voz robótica hablaba.
—No es a quien buscamos entonces. ¿Probamos con la rosada?— Una grave voz le respondía.
—Vayamos, no debe estar muy lejos de aquí.

 Supo enseguida que hablaban de su mejor amiga, Amy Rose, por lo que abrió de golpe la puerta, lista para afrontar cualquier ser que se encontrara del otro lado.

—¡No se atrevan a...!— No había nadie del otro lado. Anonadada por la situación, posó una mano en su cien, subiendo la mirada al cielo —¿Estaré muy estresada por lo de anoche? No puede ser que ande escuchando voces... Ah, me hace falta robarme algo, quiero decir, pedir algo prestado. Esto de ser chica buena es agotador— Cerró los ojos para soltar un suspiro, relajando su cuerpo y extendiendo sus alas.

 Sobrevoló el área hasta que ya vio a lo lejos la isla de quien tanto comenzó a importarle desde la última misión, quien no dudó en salvarle la vida, aún si por ello casi pierde la gran joya que protege.

— Será una buena excusa para relajarme el verle otra vez.



 Lo que sucedió ayer, le dejó muy pensativo, su pie no dejaba de dar pequeños topes contra el suelo, una y otra vez, de forma rápida. Parecía estar esperando algo, pero realmente no tenía razón ni motivos de estar en ese parque, mirando fijamente los columpios.

—¿Qué es lo que tanto vé Shadow en ustedes, uh?— Hablaba con los columpios, posando un pie sobre el asiento de uno.

 No sabía qué estaba esperando exactamente, pero parecía que su amigo siempre estaba a la espera de algo aquí, ¿se habrá perdido de algo durante la guerra? Si es verdad que estuvo al frente de la Resistencia mientras otros de su equipo viajaron al futuro, entre ellos, Shadow, al que trata de llamar la atención cada que puede, pero nunca logra acercarse a él tanto como Rogue. Jugaba con su pie en el columpio, hasta que una muy conocida voz le sacó de sus pensamientos, haciendo que casi cayera al suelo sentado.

—No me esperaba verte aquí, Sonic— Con una sonrisa, Amy se presentó en el lugar, mientras un azulado velocista trataba de reincorporarse en la situación.
—Amy, casi me matas del susto— La miró, y notó que en ningún momento dejaba de sonreír —¿Pasó algo?
—Va a ser el cumpleaños de Cream como tú sabes, y quería pedirte un favor— Esperó respuesta, y la cara amargada de Sonic era suficiente para tenerla —Ella quiere un vestido que se encuentra al otro lado de la ciudad, y yo ya no alcanzaré a comprárselo a tiempo, me preguntaba si...— Antes de que la rosada prosiguiera, el azulado aceptó el encargo. Todo lo que sea velocidad, era trabajo para él; arrebató de sus manos el monedero y la imagen promocional del vestido, partiendo a toda velocidad —Si te gustaría llevarme, ay, no le puedo llevar la contraria cuando se pone así.

 Desvió su mirada hacia esos columpios, uno de ellos aún se mecía debido a que Sonic estuvo jugueteando con su pie allí. Gentilmente acomodó su falda y se sentó, tomando las cadenas que sostenían el pequeño asiento, allí esperaría a Sonic.

—Hace un tiempo que no he visto badnicks por el área— Comenzó a divagar —¿Será que ya todo estará en calma?

 La rosada soltó un chillido bastante audible al sentir una mano en su hombro, junto con una cachetada directo a quien estaba detrás de ella, no era nadie más que el mismo Sonic, quien volvía con las bolsas en la mano, mirando fijamente a una Amy alarmada por ver la mejilla roja del azulado. Se levantó y le miró, tratando de que con caricias bajara el dolor.

—Auch.
—¡L-Lo siento, Sonic!, no te vi llegar— Se explicaba Amy, mientras intentaba abrazarlo en consuelo, pero el veloz erizo solo se hizo a un lado.
—Está bien, no te preocupes, ya tengo todo, ¿nos vamos llendo?— Golpeaba rápidamente el suelo con su pie —No creo que les guste que nos tardemos, además se lo debe probar, ¿compré la talla correcta? No lo supe, así que por eso... ¡Compre todas las tallas!— Mostraba el interior de la bolsa, llena de vestidos del mismo tipo, haciendo que Amy quede desconcertada con el hecho; cuánto dinero gastó en todo eso.
—Agh, ya no hay tiempo, hablaremos de esto después.

 Junto con un puchero por parte de quien no recibió recompensa por su acto, ambos fueron con apremio a la fiesta a la que debían ir, corriendo por las calles. Alguien a lo lejos, les miraba, unas púas plateadas eran ondeadas por el viento que pasaba.

—Debo apresurarme o ellos llegarán antes que yo.

 Sin más se fue por el lugar de donde vino, parecía demasiado ensimismado en algo que él solo sabría de qué trataba, algo que debía hacer con urgencia antes de que fuera demasiado tarde.

Nuestro presenteDonde viven las historias. Descúbrelo ahora