Capítulo 8 Mi Amada Pecosa

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Terry volvió a abrazarla y la beso, lentamente la empezó a desnudar, la recostó sin dejar de besarle, ella solo se dejaba llevar, sentía que en cada beso explotaría, el le tomo sus manos y se las puso sobre su pecho, ella sintió que le quemaba el contacto con su piel, jamas lo había tenido así tan cerca, poco a poco sus manos fueron desabrochando la camisa de Terry, ella temblaba y sus manos eran torpes, jamás lo había tocado y no sabía como hacerlo.  Levanto la mirada y vio unos ojos azul zafiro que la miraban fijamente, ella amaba esos ojos, a pesar de que antes solo la miraban solo por mirar, y jamas como lo estaba haciendo hoy.  Esta vez la miraban de una forma muy diferente, Candy lo besaba y Terry gemía, por fin cayeron las prendas, y los dos quedaron desnudos, Candy se aferraba al cuerpo de Terry, sentía algo de vergüenza y no se quería separar de el, le daba pena que la viera así, Terry la separa y la ve

-Pecosa, eres realmente hermosa, que tonto fui al no comprender que siempre te ame, pero ahora en adelante, viviré para ti    -Terry la vuelve a atraer hacia el y la besa, ya no hubo palabras, la recostó y recorrió cada espacio, ese cuerpo era solo de el.   la pecosa era de el y de nadie mas. Cada beso que le daba, cada caricia, Candy sentía que su vida se le iba, era una sensación de gozo y a al vez de martirio, pues tenía miedo de que Terry la dejara de nuevo.  La voz de Terry la saco de sus pensamientos

-¡Pecosa! ¡Te amo! nunca lo olvides, nada ni nadie nos va a separar   -la volvió a besar y esta vez Terry ya no la dejaría hablar, la quería solo para el.    Poco a poco fue besándola, llego a su intimidad le iba a hacer el amor como jamas lo había echo con nadie.  Candy en su desesperación pudo articular palabra y dijo

-¡Terry! ¡por favor! ya no mas, hazme tuya por favor  -la voz de Candy muy apenas la escucho el castaño y le dice

-Mi amor, quiero que tu goces también, que lo disfrutes

-Si Terry, pero por favor hazme tuya, quiero ser tu mujer  -el castaño sonrió y le dijo muy quedito

-Lo que usted me pida señora Grandchester, sus deseos son órdenes   -Candy le esbozo una sonrisa, y Terry se enamoro mas de ella, poco a poco fue entrando en ella, hasta que la pecosa lanzo un grito, Terry se detuvo y se quedo quieto.

-Pecosa, si te duele no te preocupes, no pasa nada, mañana lo intentamos  -Candy negó 

-No Terry, no te detengas por favor, quiero ser tuya  -Terry siguió y poco a poco por fin entró, Candy lanzo un gemido 

-¡Terry te amo!   

- Pecosita, te gusto  -dice Terry con una sonrisa torcida  -Candy toda ruborizada asiente y le da un beso

-Eso significa que si.   Sabes pecosa voy a hacer una llamada a mama, te voy a secuestrar por un mes

-¡Que! ¿Un mes?    - si mi amor un mes y no me discuta  -dice Terry dándole una sonrisa, la cual derretía a Candy.  Terry bajo a recepción a hacer la llamada

-¡Mama!  - hola cariño como te fue 

-Bien madre, solo te llamo para decirte que secuestro a la pecosa por un mes  -Eleanor ríe

-Cariño que gusto me da que se hayan arreglado las cosas

-Si madre estoy muy feliz, por fin se arreglo todo  -estuvieron hablando y después colgó

Terry y Candy se la pasaron muy bien, se divirtieron como niños jugaron hicieron todo lo que no habían hecho años atrás 

Un mes después

Candy y Terry regresan, el castaño se veía feliz y no dejaba de besar a la pecosa, los días pasaban y los meses también 

3 meses después

Te Reconquistare con un Ramito de NarcisosDonde viven las historias. Descúbrelo ahora