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Inhaló e exhaló profundamente, sentía el tic aún en su ojo pero intentaba calmarlo de alguna forma. La cabellera rubia con un mechón de color naranja a su lado solo estaba picando sus mejillas de manera que comenzaba a irritarlo, ese bully no era su amigo, solo era alguien con quién muy pocas veces solía hablar.
Sería extraño o no tanto, con quién suele hablar más seguido es con la chica peliverde y de vez en cuando con la líder del club de Taekwondo — que estos últimos días ha tenido que mantener distancia por los rumores que ha oído sobre ella — y solo eso. Integrar a alguien más en su círculo de amigos ya sería algo extraño de por sí y al azabache no le agradaba mucho que digamos.
La manera en la que estos dos se conocieron fue en detención, Ayato debido a sus hazañas sospechosas llamo la atención de un estudiante del consejo estudiantil teniendo como consecuencia la ida a la dirección, no logro salir ileso y lo mandaron ahí por una hora para 'reflexionar' sus actos.
Nada interesante hasta ahora, hasta que aquel rubio comenzó a hablarle, se había sentado en una esquina y el rubio estaba a cuatro pupitres de el. Que jodido era lidiar con un bully y no diría el porque, porque para quien tenga más o menos una idea de cómo es tener un bully en frente molestando ya no hay necesidad de explicación.
Desde ese día el rubio — el cual no sabe su nombre porque le vale un pepino — se ha mantenido con el en pequeños periodos de tiempos.
Ese momento por ejemplo, luego de haberse ido del club de cocina fue a su clases y se encontró con el rubiesito que lo esperaba con ansias, pero ansias de poder molestarlo. ¿Y que era lo peor?, esa clase le tocaba con Rana-sensei, otro de sus rivales más era uno de los peores.
— Satán, ya sálvame. — susurro para si mismo en un tono apagado. Dió un fuerte pisotón en el pie del rubio quien chillo por ello ganándose una reprimenda de parte del mayor de todos.
— Hoy venimos con mal humor ¿no, Aishi-kun?. — comento tomando asiento en la mesa del azabache — ¿Me dirías cuando fue que se realizó la primera guerra en Japón?. — Tal cuál demonio dejo salir su cola, cuernos y filosos dientes — según el punto de vista de Ayato — mientras intentaba pensar en la pregunta dicha.
— Ahm...
— Tienes 10 segundos, querido antes de que te saque del aula.
Por su bien debía responder, a unos puestos lejanos estaba Taeko y sería patético si lo viera no poder responder a su pregunta.
— Satán por más que quieras, ayudame. — pidio en súplicas en su mente.
