Capitulo 1

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Pablo esperaba a sus hijos afuera de la escuela, unos minutos después vio acercarse a toda prisa a Jeimi, Luna, Mateo y Camila, todos excepto Ethan, quien venía atrás de ellos con paso calmado y la cabeza baja; arrastrando su mochila de ruedas, Pablo frunció el ceño desconcertado...

Camila: Hola papi.- Saludó una vez estuvo arriba del auto, dándole un beso en la mejilla a su padre para luego acomodarse en el asiento trasero.

Pablo: ¿Qué tal la escuela?.- Preguntó sin apartar la vista del mayor de sus hijos, quien se subió enfrente con él.

Mateo: Lo mismo de siempre, ya sabes...- Contestó sin darle importancia.

Pablo: ¿Qué me dices tú, Ethan?

Ethan: Bien.- Respondió sin ganas.

Pablo: ¿Seguro?.- El niño asintió sin verlo a la cara mientras jugaba con el cierre de su mochila.

Jeimi: ¡Muero de hambre!.- Soltó frotándose el estómago desde atrás.

Pablo: ¿Qué les parece si para empezar bien la semana vamos a comer hamburguesas?.- Sugirió en un intento por animar a su hijo.

¡SI!.- Gritaron los niños al unísono, Pablo sonrió complacido al ver las reacciones de sus hijos.

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Llegaron al lugar y enseguida el rubio se acercó al mostrador en donde estaba una joven atendiendo.

Gaeul: ¿Qué desea ordenar?

Pablo: Tres hamburguesas de carne...

Mateo: La mía sin cebolla Papá.- Le recordó.

Ethan: La mía sin tomate pá.- Le siguió a su mellizo.

Jeimi: Y sin pepinillos.- Terminó, Pablo suspiró resignado.

Pablo: Ya escuchó, sin cebolla, pepinillos y tomate.- Repitió el orden de sus hijos varones, la chica asintió sonriendo mientras anotaba.

Gaeul: ¿Algo más?

Pablo: Unos chicken fries y unas alitas.- Dijo terminando con la orden para sus hijas, pagó y por petición de sus hijos se fueron a la sala de juegos.

Luna: ¿Por qué no vino Mamá?.- Preguntó la más pequeña, pues según hoy le tocaba a su madre ir por ellos.

Pablo: Tuvo que ir a ayudar a tu abuela con unas cosas.- Dijo mientras desenvolvía la hamburguesa de Jeimi.

Mateo: ¿Pá, puedo ir a jugar?

Pablo: Come un poco más y después podrás ir a jugar.- Ordenó mientras le limpiaba el ketchup de la boca a luna.

Media hora después los niños ya estaban jugando, pues la mayoría había terminado su comida menos Ethan.

Pablo: ¿No tienes hambre hijo?.- Preguntó su padre al verlo jugar con una de sus papas fritas, pero sin llevarse ninguna a la boca, él negó mientras apoyaba su cabeza en su pequeño puño.- ¿No? Siempre que venimos aquí eres el primero en acabar y ahora apenas y has tocado tu hamburguesa.

Ethan: Se me fue el apetito.- Habló por fin.

Pablo: ¿Hay algo que quieras contarme?, ¿Hiciste alguna travesura en la escuela?.- Él pequeño negó de nuevo.

Ethan: ¿Podemos irnos a casa? estoy cansado.- Dijo esta vez volteándolo a ver serio, su padre lo miró con sorpresa, pero asintió, se levantó y fue hacia sus hijos...

Pablo: Bien, ¡Niños, es hora de irnos!.- Alzó la voz por encima de los juegos para hacerse escuchar.

Camila: ¿Por qué tan pronto?.- Se quejó cruzándose de brazos.

Pablo: Ethan no se siente bien hija pero prometo llevarlos más tarde al parque.- Aseguró.

El transcurso a la casa fue silencioso, los mellizos menores apenas subieron al auto y se durmieron, Mateo y Camila jugaban con uno que otro juguete que se encontraba en el auto, mientras que Ethan tenía su mirada perdida en el retrovisor.

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Al llegar, Marizza ya se encontraba en casa y se ocupaba de recoger las cosas de los niños de la sala.

Pablo: Hola cariño.- Saludó rápidamente, puesto que cargaba con los mellizos dormidos en ambos brazos, por orden de la pelirroja los otros tres pequeños fueron a quitarse el uniforme y ponerse ropa cómoda.- ¿Cómo te ha ido con tu madre?.- Preguntó al llegar a su lado luego de darle un beso en los labios.

Marizza: Bien, al parecer solo se fracturó el tobillo, estará bien en unos días.- Dijo con tranquilidad.- Y a ti ¿Cómo te fue con los niños?.- Decía mientras subían a su habitación a descansar un poco.

Pablo: No muy bien...- Contestó mientras cerraba la puerta de su habitación.

Marizza: ¿Por qué lo dices?

Pablo: Ethan está algo extraño lo veo... decaído.- Dijo mientras se quitaba su corbata.- Hoy no quiso hablar, ni siquiera comió.

Marizza: Quizás esté enfermo, será bueno que lo revise, últimamente he visto que anda más distraído.- Recordó su esposa con seriedad, ganándose la atención de su esposo.

Pablo: Hablare con Mateo por si sabe algo.- Le dijo un poco más tranquilo.

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Más tarde el rubio se disponía a llevarlos al parque como había prometido.

Pablo: ¡Vamos niños! No queremos que se haga más tarde.- Habló fuerte, mientras los esperaba en la planta baja.- ¿Y Ethan?.- Preguntó curioso al no verlo bajar.

Mateo: Dijo que se sentía un poco mal.- Contestó su mellizo con nerviosismo.

Marizza: Vayan ustedes, yo me quedaré con Ethan.- Le aseguró su esposa, Pablo asintió y enseguida salió con los niños.

Una vez que sus hijos se fueron, Marizza se dirigió al cuarto de su hijo mayor tocó la puerta tres veces y la entreabrió.

Marizza: ¿Puedo pasar?.- Preguntó al ver que el pequeño estaba acostado con sus manos sobre su abdomen, éste asintió.- ¿Por qué no quisiste ir con tus hermanos al parque?.- Quiso saber mientras se sentaba a su lado.

Ethan: Me duele el estómago.- Murmuró cansado, su madre se desconcertó y enseguida tocó su frente, y justo como lo pensó, tenía fiebre.

Marizza: Debiste decirme que te sentías mal.- Lo reprendió con gesto preocupado.- Traeré unos paños húmedos, vuelvo enseguida.

Cinco minutos después estaba arriba de nuevo, ya lo había revisado, el pequeño estaba deshidratado no comprendía porqué, el clima estaba perfecto y siempre los atendía con regularidad.

Ethan: Mamá.- Habló el pequeño luego de unos minutos.

Marizza: Dime.- Decía mientras exprimía un paño de nuevo.

Ethan: Tú crees que yo... ¿Soy torpe y estúpido?.-?.- Preguntó temeroso, Marizza lo regresó a ver enseguida tras escuchar su pregunta.

Marizza: De ninguna manera ¿Por qué me preguntas eso?.- Lo miró con seriedad.

Ethan: Es que... soy muy malo para los deportes y...no sé...

Continuará... 

Defendiendo a la familiaDonde viven las historias. Descúbrelo ahora