I.

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Harry despertó, aturdido, en una habitación muy blanca. Estaba tumbado en una cama, tapado hasta la cintura. No reconocía la estancia y estaba asustado.

Cuando intentó incorporarse, un dolor agudo le golpeó en la cabeza, así que se volvió a tumbar de golpe. No entendía qué estaba pasando.

Desde la cama movió ligeramente la cabeza para observar y analizar la habitación en la que se encontraba.

Era una habitación cuadrada, no muy grande, con dos ventanas al lado de la cama. Al lado de la puerta se abría una pequeña habitación, que Harry supuso que era un baño.

El niño levantó levemente la cabeza, para mirar a sus pies. Se dio cuenta de que tenía una vía conectada al brazo izquierdo. Fue entonces cuando se percató de que se encontraba en un hospital.

Estaba muy confuso y no comprendía bien lo que había pasado. Lo último que recordaba era estar sufriendo uno de los castigos habituales por tío Vernon. Supuso entonces que fue por eso que acabó en ese estado: se había pasado de la ralla.

No era muy raro que Vernon le castigara "de más", como el hombre gordo llamaba a los continuos abusos que ejercía sobre el chico, pero Harry no recordaba haberse visto en una situación como aquella antes.

Entonces el sonido de la puerta abriéndose interrumpió sus pensamientos.

—¿Harry Potter?—preguntó una voz desde el otro lado de la habitación.

Harry no contestó, todavía aturdido por haberse despertado hacía menos de cinco minutos.

La presencia se acercó a él, y entonces el niño puedo verle. Se trataba de un hombre mayor, de unos 70 años, con el pelo y la barba blancos como la nieve. Estaba vestido de una manera peculiar, con una túnica gris de aspecto antiguo, muy larga y un gorro pegado a su cabeza un poco más oscuro.

Harry no conocía de nada a aquel hombre, y no pudo evitar desconfiar de él. ¿Quién era? ¿Por qué sabía su nombre? ¿Qué hacía ahí? El azabache no entendía nada.

—Estarás muy confundido, seguro—el hombre volvió a hablarle—, pero no he venido a hacerte daño.

Entonces sonrió de una manera que no le gustó nada a Harry: como si viera a través de él y supiera cuál iba a ser su respuesta.

—Verás, Harry—continuó—, he venido a hacerte un par de preguntas.

Harry se tensó. ¿Qué querría saber cualquier de él? Era un don Nadie, y, aparte de sus tíos y sus vecinos, casi nadie sabía que existía.

Tenía miedo de que Vernon se hubiera inventado algo para excusar la forma en la que había acabado, como que se hubiera peleado con algún matón. A lo mejor había puesto alguna excusa para incriminarle algún delito y traerle problemas. Así quizás se pudieran librar de él para siempre.

—No te asustes, niño, créeme, no he venido a hacerte daño—repitió el hombre—.

—¿Quién eres?—preguntó al final, a la defensiva—¿Qué quieres?

—Soy el director de un colegio algo diferente a los que conoces—enfatizó la palabra "diferente" y volvió a sonreír—. Y vengo a hablarte de ti y de tu familia.

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⏰ Última actualización: Mar 21, 2022 ⏰

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