Capítulo 4: Sopa y suavizante.

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No debí decirlo, pero lo dije.
Estaba dolido y cuando algo duele solo.. se libera de la peor manera.

No sabes cuanto deseo regresar el tiempo y golpearme contra ese cristal.

Hice lo que podía hacer, lo que creía que podía y lo que no pude controlar.
Me siento demasiado culpable y aún lloro todas las noches por ello.

Me dolió lo que dijiste.
Te dolió lo que respondí.

Y no debía terminar así.

Lo siento.



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—¿No crees que debería dejar un día mi hogar y conocer el tuyo?

—¿Crees que sobrevirías a eso, August?

Los dos jóvenes amantes reflexionaban con tranquilidad en el jardín del patio trasero, el hogar se encontraba casi desolado si no fuera por el gran evento de todo el pueblo.

—Te atacarán con demasiadas preguntas y si te descubren...

August tomó la mano de Evelett, se miraron a los ojos y el mayor notó el temblor en sus delgados dedos. Se acercó para posicionar sus labios sobre los de Eve, ninguno se percataba de que Atlas estaba detrás de la puerta de cristal.

—Estaremos bien.. nadie regresará temprano hoy, enséñame más de ti

August se estaba adelantando a los hechos, parecía estar listo para tomar esa decisión y aún así...

—Las copas de los árboles... se tornan doradas tal cual mi corazón... con espinas cruzadas.. dientes de marfil y..

Evelett olvidó su línea.

—Deténganse.

Comencé a sudar frío. Desde un inicio supe que el teatro no me lo tomaría en serio, pero me di cuenta de que estaba más sumergido en él que en cualquier otra cosa.

Con solo ver a mi maestra apretar el puente de su nariz fue suficiente para hacer que las piernas me flaquearan cuando me levanté del falso césped.

—¿Cómo puedes olvidar la línea, Charlie? Mañana tenemos la primera presentación.

No solo sus ojos estaban en mi, también los de Mike, los de las otras personas que se encargaban del escenario, quienes nos veían actuar a diario.

Retrocedí unos pasos y apreté los puños, era consciente de que había sido mi culpa, el desorden del sueño y..

Tienes que aprender a separar tus cosas personales de tus responsabilidades reales.

La figura de mi padre hacía parte de los espectadores, estuvo sentando todo el tiempo en las primeras sillas.

Olivia mencionó algo más que no comprendí pero sentí que era mi señal para desprenderme de todo, dejé el escenario a paso rápido, con la mirada fija en el suelo. No comprendía del todo mi estado, no sabía si estaba frustrado o asustado, pero tuve que esconderme en los camerinos para no toparme con nadie.

El despertar de los óleos [BORRADOR]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora