2 | Newt

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Después de arreglar mi guardarropa y mis zapatos bajé a la sala, ya que no podía ver televisión en mi habitación porque mi tío aún no lo había instalado

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Después de arreglar mi guardarropa y mis zapatos bajé a la sala, ya que no podía ver televisión en mi habitación porque mi tío aún no lo había instalado.

Me quedé dormida en el enorme mueble negro, nadie me despertó hasta la mañana siguiente. Aunque en realidad fue el olor a tostadas lo que me despertó.

Bostecé y estiré mis brazos para levantarme del mueble, un dolor se hizo presente en mi cuello. Era de esperarse ya que dormí toda la noche sentada.

Mi tía salió rápidamente de la cocina con una bolsa de tela en la mano, llegó a la sala y me miró sonriente.

—Voy tarde —dijo azorada—. El desayuno está sobre el mesón, Andrew instaló tu televisor anoche, nos vemos en la cena cariño.

—Está bien, gracias —dije con una sonrisa ladina.

Sin más, se acercó a mi, besó mi coronilla y se acercó a la puerta tomando su bolso el perchero para salir.

En ese momento me di cuenta que nunca supe de que trabajaban mis tíos.

Extraño.

Solté un suspiro y posé mi mano en la parte trasera de mi cuello.

—Otra vez sola —susurré con un ligero tono de alivio.

Caminé hasta la cocina y me senté en una de las banquetas tomando el plato con tostadas y huevos estrellados.
Me dediqué a comer en silencio mirando un punto fijo de la cocina.

Escuché como la lluvia comenzaba a hacerse presente afuera. Seguía sin acostumbrarme a que todos los días fuesen iguales.

¿De verdad aquí nunca sale el sol?

Le di un último bocado a mi desayuno y me levanté para lavar el plato, dejando este a un lado para que escurriera el agua.

No tenía muchas cosas interesantes qué hacer, y en realidad, tampoco quería hacer nada.

Terminé subiendo a mi habitación para darme una ducha y tirarme en la cama a ver algo en la televisión.
No iba a lavar mi cabello, por lo que recogí este en una cebolla. Podía ver el humo saliendo del otro lado de la pared de ducha.

Me adentré dejando que mis pies se acostumbraran a la temperatura del agua. Y entonces miré la rejilla del desagüe.
Algo brillaba en este.

Kaida.

Fruncí el ceño y seguí mirando el desagüe, como si algo me llamara desde allí.

Kaida. Despierta.

Parpadeé tres veces seguidas antes de mirar de nuevo la rejilla.

Ya no había nada.

Esto se estaba tornando extraño y muy desagradable. Tragué saliva y me dispuse a bañarme. Buscando alejar cualquier pensamiento turbio de mi mente.
Al menos por unos minutos.

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⏰ Última actualización: Jun 29, 2022 ⏰

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Oscuridad en Darevill: espectro de la nocheDonde viven las historias. Descúbrelo ahora