Capítulo único

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Nota inicial:

Holis, he tenido un bloqueo creativo como de dos años o más, pero los chinos gays ancestrales de pelo largo me devolvieron las ganas de vivir (?) Y Priest me quedó debiendo esta escena, así que espero que les guste, porque la escribí de todo corazón, ya que creo que así debe haber sido la primera vez entre A-Xu y Lao-Wen, llena de inseguridades y amor.

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Almas desnudas

By VBokthersa

Nunca había sido un hombre demasiado apasionado, al menos no por nada distinto a su trabajo. Ser el líder de una organización de espías y asesinos era muy, muy absorbente. Sin embargo, su falta de pasiones más allá de las laborales no significaba que nunca hubiera estado con nadie, aunque tampoco podía jactarse de ser un gran conquistador, a lo mucho, podía presumir su experiencia besando bellezas en reuniones sociales relacionadas a su antigua labor.

A decir verdad, pocas veces tenía tiempo para pasarlo con mujeres y cuando lo hacía, por lo general aprovechaba algún tiempo libre entre misiones, pero desde que dejó Tian Chuang, simplemente no había tenido ni tiempo, ni fuerzas, ni mucho menos ganas de buscar a alguien para mantener relaciones. En primer lugar, las noches eran sumamente difíciles para él, así que debía aprovechar para dormir temprano y sufrir de madrugada. Luego, su vida de vagabundo no era demasiado compatible con la búsqueda de placeres y, volviendo al primer punto, mostrar su cuerpo desnudo con las marcas de los clavos no era algo que realmente deseara hacer.

No le gustaba.

De cualquier forma, en cuanto se encontró con aquel fantasma que no hacía más que perseguirlo y atormentarlo, decidió que la mejor manera de gastar su energía sería la lucha y no el sexo, además, ¿quién querría sexo con un seductor lujurioso como Wen Kexing? Él no.

Bueno, sí.

Sí lo quería, aunque no lo necesitaba y, de hecho, lo atemorizaba un poco. Era extraño, pero de alguna forma podía comprender el temor de una doncella ante un prometido insistente. A veces, con frecuencia, de hecho, se sentía así, acosado y acorralado por aquel hombre. Aunque agradecía internamente que a menudo respetaba sus límites y obedecía cuando frenaba sus avances.

Lo agradecía mucho, pero no porque no lo deseara, sino porque sentía miedo. Tenía un temor enorme de ser burlado.

Era absurdo, lo sabía. Él no era una doncella, pero, aun así, tenía mucho miedo de que Wen Kexing lo abandonara una vez que obtuviera su cuerpo. Se lo había dicho una vez, ¿no? Que, si él resultaba ser una cara bonita, una noche de sexo bastaría para terminar con su capricho.

Aquellas palabras aún le pesaban en el alma, pese a que también recordaba que había rematado el pequeño discurso con un "pero justo como te ves ahora, solo quiero quedarme contigo para siempre". Claro, eso se lo dijo a su máscara de mendigo, pero dudaba mucho que estuviera diciendo la verdad.

Si rememoraba su vida, no le bastarían todas las piedras del río para contar las veces que lo habían traicionado, pero aquellas en las que alguien le fue leal, podía contarlas con los dedos de una mano. Así que, definitivamente, el magnánimo Lord Zhou, jefe de Tian Chuang, dueño de la mítica espada látigo Baiyi, maestro y único heredero de la Mansión de las Cuatro Estaciones, le tenía un pánico terrible a que alguien jugara con su corazón.

Porque, aún si no deseaba admitirlo ni siquiera hacia sí mismo, tampoco podía negarse lo mucho que amaba a ese fantasma idiota. Lo amaba tanto como para desear pasar junto a él todo lo que le restaba de su vida, la cual ahora esperaba que fuera terriblemente larga.

Almas desnudas [Editado] [Capítulo único]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora