෴Mementos෴

Capítulo 2

La ceremonía había dado inicio al único día en que los tres clanes eran llamados para ver el ritual de los Itadori, cada jefe del clan asistía en primera fila para ver de cerca esa agradable vista que solo ese clan podía darles.

- ¿Está todo listo, Gojo? - Murmuró Yū.

- Si ¿Ya tienes a tus chicos listos o me saldrás con otra sorpresa como en aquella vez? - Gojo era un hijo de puta que solo se guiaba por conveniencia propia, algo que Yū también tenía.

- La última vez fue un error que no se volvería a presentar así que no te preocupes.- Las personas que los tres clanes habían invitado comenzaron a reunirse al rededor del lugar de la ceremonia y Yū veía como el mundo de la hechicería estaba cayendo a sus pies.

- Vamos, demos inicio a la ceremonia ¿Ya tienes a tu primera víctima?- Dijo Gojo.

- Me ofendes al pensar que no la tengo.- soltó una risa, deteniendo su vista en uno de sus tantos integrantes del clan, había escogido con anticipación a cada uno de ellos.

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Jin no tenía el don de sellar a las maldiciones en su cuerpo ni tampoco el de consumir su energía para ser una vasija, no tenía casi energía maldita ni una fuerza sobre humana como los demás en su clan, él era "normal" como solía llamarle su hermano.

Por esa razón se sorprendió cuando de la nada, a los pocos minutos de empezar la ceremonia y presentar a los integrantes que participarían, Yū lo señaló para que pasara al frente.

- Cariño - Su esposa Murmuró, tomando del brazo a Jin para impedir que avanzara, sabía que era peligroso y más porque su hermano Yū jamás lo consideró parte importa de la familia.

- Tranquila, estaré bien... Tal vez quiera que suba con él para acompañarlo, eso es todo.

Pobre e inocente Jin.

Al subir, lo único que pudo notar era la sonrisa de su hermano y a su lado al jefe del clan Gojo quien lo veía con cierto asco aunque mantenía cubierta la mitad de su cara, especialmente sus ojos.

- ¿Por qué me haces subir aquí, Yū? - Jin llegó a su lado, mirando como los integrantes del clan se colocaban en sus lugares para comenzar con el ritual.

- Quiero que veas como el clan prospera, Jin.

- ¿Yū?

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Todo fue un desastre.

Ante sus ojos.

Ante los de su madre... Ante los ojos de todos esos hechiceros.

– ¡Papá! – ¿Por qué estaba pasando eso?

De un momento a otro todo se fue en un descontrol total. Jin había subido al escenario junto con su hermano, todos aplaudiendo porque el jefe por fin reconocía a su hermano, la ceremonia dió inicio pasando a los mejores hechiceros del clan Itadori... Y también a Jin.

Jin, quien no puede usar energía maldita, quien no es capaz de ser una vasija, Jin... Quien es solo una persona normal.

Obligándolo a consumir la energía de una maldición de grado uno, y que con pocas probabilidades de contenerlo, no lo hizo... Y así mismo comenzando con el caos, el Incidente del clan Itadori.

– ¡Yuji! – Kaoiri, su madre, lo tomo entre sus brazos para salir de ese lugar pues los demás hechiceros trataron de contener a Jin junto con las maldiciones que el clan Zen'in había liberado solo por diversión.

Ante el desastre Kaoiri protegió a Yuji con todas sus fuerzas... Hasta ser capturada por una maldición.

La misma que asesinó a su padre.

– ¡Huye, Yuji! ¡Corre!

Su madre se sacrificio por él, recibiendo todo el daño. Un brazo, una pierna para después perder la mitad de su cuerpo a manos de esa maldición... Y Yuji, él presenció todo desde lo más lejos.

Vió, con sus propios ojos como su padre y madre morían, como su clan perdía a personas débiles y como los más fuertes quedaban, entonces en lo más profundo de su ser se preguntó: "¿Qué significa ser fuerte?" "¿Por qué no pude protegerlos?".

Tanto odio que las personas sentían por su clan, tantas cosas que habían en ese mundo... Y él solo era una pequeña parte de todo lo insignificante.

– ¡La ceremonia acabó! – Yū alzo los brazos en señal de victoria junto a Gojo, mostrando una sonrisa por la masacre que hizo.– Los sobrevivientes del clan Itadori serán una bendición para mi.

– A través del cielo y la tierra.– Murmuró Gojo, mirando a Yuji quien se escondía como un cachorro asustadizo.– Soy el único honrado ¿Verdad, Yuji?

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NA: Casi un año, no, adiós.