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París, Francia.
27 de agosto de 1975

La fría brisa de otoño ya podía sentirse, las hojas de los árboles ya comenzaban a adoptar un tono anaranjado.

Una hermosa y joven mujer castaña bailaba tomada de las manos junto a su única hija, quién no podía parar de sonreír a su madre, ambas mujeres bailaban al ritmo de la suave melodía que se hallaba tocando él patriarca de la familia en el piano que se ubicaba al centro de la sala. El ambiente en aquella casa era hogareño, era familiar.

La melodía llegó a su fin y ambas mujeres hicieron una reverencia una a la otra mientras el padre las miraba con cariño.

—Extrañaré este lugar — hable en tono melancólico.

—Bueno eso debiste pensarlo antes de meterte en problemas y terminar expulsada — regaño mi madre.

Bufé. —Esas chicas se lo buscaron.

Mi madre se limitó a fulminarme con la mirada mientras mi padre trataba de no reír o eso enfadaría más a mi madre.

—No puedes culparla cariño, salió idéntica a ti, igual de testaruda.

—¡No es cierto! — gritamos al unísono mamá y yo.

Papá soltó una estruendosa carcajada y ambas lo miramos mal, la molestia nos duro poco, porque ahora ella y yo comenzamos a carcajear junto a papá.

Los amaba tanto, ellos me hacían sentir plena y viva.

(...)

Estación King Cross.
1 de septiembre de 1975

Por favor Adhara, por lo que más quieras no te metas en problemas — suplico mamá con frustración.

Hice una mueca. —No prometo nada.

—Es enserio Adhara, si te expulsan de Hogwarts irás a Durmstrang y no habrá partidos de quidditch — sentenció con un semblante serio mi padre.

Mi expresión se transformó en una de horror, definitivamente no iría a Durmstrang, la mayoría de los estudiantes son chicos y sus castigos son de la edad media, descartado en definitiva. Pero ¿acaso dijo no más partidos de quidditch? Eso sí es una catástrofe, impedir que vea o juegue quidditch es cómo si me quitarán el agua ¿Cómo se supone que sobreviva sin agua o quidditch?

Asentí. —Bien, haré mi mejor esfuerzo por no ser expulsada.

Mamá y papá me miraron primero y luego se miraron entre ellos e hicieron una mueca algo rara, ambos soltaron un suspiro resignados y se acercaron para envolverme en un abrazo.

—Portate bien Adhara, sino te desheredo — bromeó papá.

Reí e inmediatamente asentí. Mamá le propinó un golpe en el hombro, pero sé que también le causó gracia.

—Los veo en vacaciones de navidad.

Ambos me besaron las mejillas.

—Te amamos Adhara — murmuró mamá y beso mi frente durante unos segundos.

—También los amo, los veo pronto — me despedí e ingrese al tren.

Not Shy © 𝘗𝘦𝘵𝘦𝘳 𝘗𝘦𝘵𝘵𝘪𝘨𝘳𝘦𝘸Donde viven las historias. Descúbrelo ahora