01. I Almost Do

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"Y confieso cariño,
en mis sueños me estás tocando la cara
y preguntándome si quiero
intentarlo de nuevo contigo"

El día estaba soleado, si se ameritaba o no podía depender de la persona a quien le preguntarás, en mi caso, el día 14 de febrero era un día común y corriente. No importaba si observaba a las personas con flores, osos enormes, pasteles, globos u algún otro regalo, el día seguía siendo igual a otros, al menos desde que había regresado de Dubái.

Observé por la ventana de aquel local que mi madre había empezado a rentar un local en el centro de la ciudad donde vendía sus productos orgánicos, era el lugar que mantenía mi mente ocupaba me había dedicado a ayudarle posponiendo cada vez más la búsqueda de un empleo. Divagando en mis pensamientos inconscientemente me lleve la mano al pecho, enredando mis dedos en aquella cadenita que colgaba de mi cuello.

– Entrega para la Srita. Williams – al local entró un repartidor con un ramo de rosas rojas.

– Esa debo ser yo. Aunque también podría ser mi madre. ¿Tiene algún nombre?

– Atenea Williams – leyó las hojas dónde estaban sus pedidos.

– Entonces si soy yo – el hombre colocó las rosas sobre el mostrador.

Después de firmar las hojas del repartidor, él salió del local.

– Sumamente original – dije para mí misma con un poco de sarcasmo y dispuesta a abrir el sobre del remitente.

– ¿Atenea Williams?

– Ella misma – respondí.

– Creo que ya se me adelantaron – el repartidor rio señalando las flores sobre el escritorio – ¿Puede firmar por favor?

Asentí y le recibí el dispositivo dónde marcaba sus entregas, hice un intento para que la firma se pareciera a la de la identificación, pero siempre que firmaba parecía que lo hacía una persona diferente.

Cuando el hombre volvió a entrar, traía en las manos un arreglo floral un poco más original. Suficientemente bonito para sentir mi corazón contraerse dentro de mi pecho, pero no lo necesario para olvidar que la persona que las había mandado ni siquiera había sido capaz de llamar una sola vez.

No iba a negar que era un detalle bonito, pues estaba decorado con mis flores favoritas y apreciaba bastante que las recordara, pero era un mensaje contradictorio. Me sentía nostálgica y de no ser por el repartidor que tosió con disimuló pude haber empezado a llorar, pero solo fui capaz de sonreírle aquel hombre que debía tener muchísimo trabajo y yo solo lo estaba entreteniendo.

– Que siga teniendo un buen día Srita. Williams.

– Gracias, espero lo mismo para usted.

El repartidor salió del local encontrándose con Kacey y Liam en la entrada, a quiénes saludó amablemente.

– Pensé que mis galletas serían un buen regalo, pero ya veo que no – Kacey colocó una caja con galletas decoradas junto a las flores.

– ¿De quiénes son? – preguntó Liam con curiosidad, a lo que levanté los hombros restándole importancia al asunto.

– ¿Daniel? – Kacey dio una opción que descarté al instante porque él ya me había enviado un regalo días antes.

– No. ¿Recuerdas la sudadera lila qué llegó hace unos días? – ambos asintieron. – La envió Daniel, es de su nueva colección.

– ¿Las rosas tienen tarjeta o algo por el estilo?

– ¿Hay algo que deba saber? – pregunté mostrando un sobre blanco.

Treacherous | Max Verstappen [Gorgeous Part II]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora