Prólogo

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Un hebreo no puede conseguir nada, sus orígenes le impiden llegar alto. Su destino esta marcado hacia el fracaso” : Es lo que una vez había dicho el difunto faraón Seti, con respecto a su nieto. Y todo eso, no eran mas que palabras estúpidas, llenas de falsedad y rencor.

Nada de lo que se decía de los hebreos era verdad, y eso fue demostrado por Moisés; que se convirtió en el esposo de los reyes.

Moisés; un hebreo, un príncipe, un fugitivo, un hombre que sin pensarlo logró convertirse en el mas grande y poderoso consorte de toda la historia de Egipto.

El amor infinito que le profesaban ambos soberanos, lo llevó a lo que era ahora. Y ¿qué era ahora? Ahora era nada menos que: un consorte real, un libertador de hebreos, un gran gobernante, un dios sumamente bondadoso hecho hombre a los ojos de todos.

Oh, Egipto nunca vio, ni podrá ver semejante gloria en toda su existencia. Sin duda la decisión que tomaron los soberanos, fue la mejor que pudieron haber tomado, porque eso los llevó a tener un reino próspero, donde la paz y el amor dominó. Moisés fue ese ancla que los hizo tener los pies sobre la tierra, impidiendo que su ambición y egoísmo los consumiera, logrando de esta forma que ellos fueran gobernantes justos, que cuidaban de los suyos.
 



El consorte de los Reyes Donde viven las historias. Descúbrelo ahora