Capítulo Único

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Moisés había sido desterrado de Egipto, un fugitivo, un asesino. El rey Seti había proclamado el decreto de su muerte para todo el pueblo, todos sabían que el príncipe Moisés, no era más que un vil traidor.

El joven hebreo, oyendo la noticia de su ejecución, decide huir, siendo afortunadamente ayudado por su hermano Ramsés. Con tan solo unas cuantas piezas de pan, agua y vino, Moisés parte al desierto, dejando su suerte a los dioses, y poniendo su vida en manos del Dios de los hebreos.

—Cuando sea rey, te traeré de vuelta Moisés, y los que ahora buscan tu muerte, se arrodillarán pidiendo tu perdón —Susurró Ramsés al viento, con su mirada puesta en la silueta borrosa de su hermano, que cada vez se hacía más pequeña, perdiéndose en las arenas del desierto.

Y así el tiempo transcurrió, Ramsés subió al trono, tomando el poder en sus manos, revocando cada absurdo decreto que su padre creó en contra de Moisés. Y creó nuevos decretos, condenando a aquellos que se atrevieran a seguir llamándole traidor. Porque Moisés ha dejado de serlo, ahora solo es un príncipe perdido, que muy pronto regresaría a su hogar.

—Traigan a Moisés, sano y salvo. No quiero ver ni un solo rasguño. ¡Vayan ahora! —Grita la orden Ramsés, disgustado por la lentitud de sus hombres. Él ya no quiere esperar un día más sin la compañía de su amado príncipe, pero al parecer sus inútiles soldados no comprenden eso.

Y Ramsés espera alguna noticia de las búsquedas, pero cada grupo que llega, viene con las manos vacías, no hay ningún rastro del príncipe. Y el rey se siente mal, las ganas están dejando su cuerpo con cada nuevo día que pasa sin noticias de su Moisés. Nefertari entonces se vuelve su apoyo, su consolación, y el aprende a quererla, convirtiéndola en su esposa real.

Ahora el rey gobierna junto a su reina, pero a pesar de ello, las búsquedas no cesan, al contrario, aumentan, porque la reina también lo quiere de regreso.

Y lo único que se escucha en las calles y pueblos lejanos es el nombre de Moisés.

"has escuchado del príncipe perdido", "la nobleza egipcia busca a su príncipe", "dicen que se llama Moisés", "si, su nombre es Moisés"

Los rumores comienzan a extenderse por toda la región, llegando a los reinos lejanos, que empiezan a ayudar en la búsqueda de Moisés. Y es así, que después de tres años, el paradero de Moisés es encontrado.

—¿Es usted Moisés? —Pregunta un soldado, con armaduras toscas, que trae sobre sus hombros pieles de animales a modo de protección.

—Si, soy yo. ¿Quién me busca? —Moisés responde, con cayado en mano, sus ovejas pastando a su alrededor. Él no sabe quien es el hombre que pregunta por él, pero un ligero presentimiento se instala en su corazón, diciéndole que pronto volverá a su hogar.

—Mi nombre es Kalesh, vengo en nombre del rey Marek y la reina Kalesi. He sido enviado para llevarlo de vuelta a Egipto.

—¿Egipto? —Moisés no entendía nada, que tenían que ver los reyes de Jericó con Egipto, ¿acaso el rey Seti había sido capaz de llegar tan lejos para acabar con su vida? Pero no es nada de eso, y aquel soldado pronto aleja sus temores.

—Los rumores han corrido príncipe. Los nuevos reyes de Egipto lo buscan desesperadamente, desean que su príncipe perdido vuelva a casa. Mis reyes decidieron ayudarles con la búsqueda.

La situación es tan irreal, que Moisés tiene ganas de pellizcarse solo para saber si lo que está pasando es real o simplemente un sueño, pero se contiene, él no quiere quedar como un tonto a los ojos de un soldado de otro reino.

—Si desea acompañarme, tengo una comitiva esperándolo, no le faltará nada en nuestro camino hacia Egipto.

Moisés, a pesar de tener sus dudas sobre si aún sigue dormido, asiente aceptando la amabilidad del hombre, sin embargo, no se va inmediatamente con él, ya que primero debe despedirse de sus amigos. Así que regresa a la casa, llevando su rebaño de ovejas, siendo seguido de cerca por aquel soldado extranjero.

El consorte de los Reyes Donde viven las historias. Descúbrelo ahora