Epílogo

2.4K 208 7
                                    

Jetro, que se encuentra comiendo en familia con sus hijas, escucha que alguien toca su puerta. Él no sabe quien podría ser, hace mucho que nadie los visitaba.

—Voy —Dice, levantándose de su asiento, caminando hacia la puerta. Abre, y espera encontrar todo, menos lo que sus ojos están viendo.

Ahí parado, se encuentra Moisés, luce tan diferente, con aquella ropa fina, y esa corona bastante resplandeciente en su cabeza, pero aún así sabe que su corazón sigue siendo el mismo, lo puede ver en sus ojos y en su sonrisa. Sigue siendo aquel muchacho amable que partió hace ya cinco años.

—Hola, padre —Saluda Moisés, un poco tímido, esperando que Jetro no este muy molesto con él.

Jetro sonríe con alegría, sintiendo que las lágrimas desbordan sus ojos. Abraza a Moisés con tanto amor, apretándolo fuerte, sin hacerle daño.

—Bienvenido a casa hijo mío —Susurra con cariño, depositando un suave beso en la frente de Moisés.

—¿Papá? —Una tierna vocecita se deja oír, haciendo que Jetro baje la mirada, encontrando tres preciosos niños.

—¿Ellos acaso son?

—Son tus nietos —Contesta divertido por la cara de abuelo cariñoso que esta poniendo Jetro, entonces Moisés carga al mas pequeño, y lo presenta—. Él es el menor, su nombre es Merneptah. —El pequeño niño, sonríe hacia el hombre mayor, mientras estira sus bracitos. Jetro no puede con tanta ternura, y carga al niño en sus brazos.

Aprovechando que Jetro trae ya a uno, Moisés carga a los otros dos, dos hermosos mellizos. Una niña y un niño—. Y ellos, son los traviesos del grupo, Amenhotep y Mery.

Ambos niños saludan con alegría—. Hola abuelo, padre nos conto mucho de ti —Dice Mery—. Sí, y nos dijo que nos ibas a enseñar a cuidar ovejas —Le sigue Amenhotep con entusiasmo, queriendo bajar de los brazos de su padre—. No puedo esperar más, yo quiero conocerlas a todas.

Jetro ríe con ganas, sus nietos si que son niños con bastante energía.

—Bien vamos, pero antes deben saludar a sus tías y comer algo, les espera un largo día de trabajo. —Advierte Jetro, haciendo que los niños griten entusiasmados.

—Bájanos ya papá, queremos ir a conocer —Pide Mery, Moisés roda un poco los ojos por su impaciencia, pero los pone a ambos en el suelo de todos modos.

—Bien, vayan.

Y los niños están a punto de correr, cuando Moisés les advierte—. No causen problema eh, juiciosos los dos.

Los niños gritan un "sí", antes de entrar a la casa, Moisés y Jetro escuchan, desde fuera, como los niños han comenzado a platicar con todas las jóvenes dentro.

—Son niños encantadores, salieron igual a ti.

—Bueno, le doy cierto mérito a Ramsés y Nefertari.

Jetro abre los ojos con asombro, y Moisés sabe que tendrá una larga historia que contar, pero esta bien, al final a eso había venido.

Y ambos hombres entran a la casa con grandes sonrisas en su rostros, la despedida triste de hace ya mucho tiempo, es dejada en el olvido, Moisés había cumplido con su promesa de volver.

El consorte de los Reyes Donde viven las historias. Descúbrelo ahora