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La caricia de la suave brisa le hizo despertar, algo desorientada y adormilada abrió los ojos con pesadez dándose cuenta que era de noche y se encontraba en la cabaña, con pereza miró a su alrededor notando a los demás durmiendo plácidamente

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La caricia de la suave brisa le hizo despertar, algo desorientada y adormilada abrió los ojos con pesadez dándose cuenta que era de noche y se encontraba en la cabaña, con pereza miró a su alrededor notando a los demás durmiendo plácidamente... ¿Cómo llegó allí? Los recuerdos eran casi borrosos y ninguno le daba una respuesta concreta, girando a ver la ventana se acercó para cerrarla dándose cuenta que está se encontraba cerrada, frunciendo sus cejas miró confundida la ventana ¿De dónde más podría entrar aire?

Revisó de nuevo con la mirada la cabaña, todas las ventanas estaban cerradas al igual que la puerta... Tenía un mal presentimiento de esto, su cuerpo tembló levemente y un escalofrío recorrió su espalda, algo malo iba suceder, volvió su mirada a la ventana y sin evitarlo saltó del susto, la albina estaba frente a ella mirándola con atención.

— Eres muy curiosa — susurró llevando su mano derecha a la mejilla de la ajena, aún tenía su temperatura corporal alta — Lo siento por lo de la mañana pero era necesario — Hina afirmó levemente desviando la mirada.

Su tacto seguía siendo extrañamente cálido.

— ¿Qué~ — pronto calló, los zafiros de la chica frente a ella empezaron a brillar siendo atrayentes — ¿Cómo hiciste eso? — la albina solo sonrió con ternura bajando su caricia por el cuello delgado de la menor.

— Tendrás que morir si lo sabés — apretó su agarre con diversión para luego soltarla entre risas — No puedo dejar de aferrarme a tí aunque lo intenté — ronroneó acercando sus labios a los de Hina, rozandolos con suavidad sonrió — Siempre vuelves a mí y eso me pone mal — Hina retrocedió un poco su rostro, le ponía ansiosa aquella chica.

— No sé de qué hablas — detuvo el movimiento de Senju posando sus manos en los hombros de la ajena.

¡Claro que no lo sabés! — grito divertida y a la vez dolida agarrandola de la cintura — Siempre me olvidas — susurró con pesar dejando caer su cabeza en el pecho de la pelirroja.

Hina solo la miró nerviosa, no entendía de lo que hablaba pero de alguna forma sentía por fin calidez, jamás habla sentido aquel sentimiento tan acogedor estando en los brazos de alguien más... Con pequeñas lágrimas en ojos la detalló — Lo siento — susurró acariciando los platinados cabellos con suavidad.

Senju levantó su rostro para verla a detalle, era tal cual la recordaba, sin evitarlo de nuevo llevo su mano derecha acariciando su mejilla sin creer que la pelirroja estaba frente a ella — Pídeme que pare si no te parece bien — habló tras agarrarla de las mejillas, uniendo sus labios con desesperó la acorraló con la cama, Hina paralizada apenas pudo seguirle a aquel beso tan... Caliente.

Con sus ojos de par en par y sintiendo arder su rostro llevo sus manos a los hombros de la platinada separándola unos segundos, Senju agitada la miró para luego afirmar — Está bien

— No — detuvo Hina sujetándola bien del cuello — Solo... Es muy pronto— admitió avergonzada desviando la mirada, Senju afirmó con una sonrisa en labios.

Dejándose caer sobre la pelirroja la abrazo con fuerza pasando sus pálidas manos bajo la pijama de la menor — Solo contigo quiero esto, solo te quiero a tí — susurró cerrando sus ojos, Hina sonrió pasando su manos por la espalda de la albina.

Con sorpresa detuvo sus caricias, bajando la mirada notó aquellas dos grandes alas negras sobresaliendo de su espalda, con temor tragó saliva sintiendo su cuerpo empezar a temblar de terror ¿Que era?

Senju notando su reacción rio, cínica y divertida se incorporó apoyando sus brazos a los laterales del rostro de Hina mirándola fijamente con diversión — ¿Qué sucede mi amor? ¿No te gusta lo que soy? — ronroneó dejando que sus alas se expandieran, deleitándose con la mirada de la menor.

Volvió a besarla con ferocidad, chupando y mordiendo... Disfrutando la boca de su presa, Senju aún sin dejar su boca abrió sus ojos y la miró detenidamente.

Ante sus ojos aquella chica era demasiado atrayente, no podía alejarse aunque tuviese a más presas... Siempre era lo mismo, sin detenerse paso sus besos por su cuello dejando pequeñas marcas notorias, quería mostrarle a los demás que la linda pelirroja ya tenía dueña, en especial a sus compañeros que iban detrás de su alma.

Mordiendo con fuerza su hombro desnudo levantó la mirada encontrándose con Hina siendo un completo desastre, su ojos llorosos, su rostro completamente sonrojado y su boca hinchada entreabierta soltando bajos jadeos... Una completa tentación para la platinada, tenía que detenerse, debía detenerse, lo haría. Aunque su excitación se estaba empezando apoderar de si misma — Mmgh por favor~ — erizandose por completo detuvo sus movimientos, Senju giro su rostro alertada notando como una de las campistas se removía en su cama para luego sentarse en esta y rascar su cara aún somnolienta.

Frustrada y excitada solo frunció sus labios y desapareció bajo la lujuriosa mirada de la menor.

Emma se levantó con prisa al ver cómo su compañera de cabaña sollozaba y balbuceaba mirando al techo — Hina ¿Estás bien? — sin esperar respuesta tocó su frente caliente — Ardes en fiebre — exclamó sorprendida apartándose un poco de la mayor.

Hina solo la miró de reojo y se lanzó a sus brazos sollozando, confundida Emma tragó saliva y acaricio su cabello anaranjado intentando calmarla — Se fue — susurró aún aferrada a la rubia que solo afirmó levemente.

Senju a lo lejos miró con recelo la escena, aunque le agradecía por detenerla no podía evitar sentir celos y enojo al verlas de esa manera, suspirando se giro para continuar con su trabajo sin dejar de pensar en la pelirroja... De nuevo estaba frente a ella y, de nuevo, casi la daña.

 De nuevo estaba frente a ella y, de nuevo, casi la daña

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CAMPAMENTO [SenHina]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora