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𝟬𝟬:𝟯𝟬 𝗛𝗥𝗦.

𝗨𝗡𝗔 𝗩𝗘𝗡𝗢𝗦𝗔 𝗠𝗔𝗡𝗢 acariciaba su cintura con delicadeza, sorprendentemente, Su Zu se sentía complacida. De alguna manera, ese toque le causaba placer y una cálida sensación se asentaba en su corazón al sentir esas suaves caricias. De repente sintió unas duras piernas debajo de las suyas y notó cómo estaba sentada en un regazo desconocido. Sus pálidas piernas estaban siendo tocadas por otra mano, la cuál también era venosa y grande. Un cálido aliento se abanicó en su cuello y se estremeció, su conciencia comenzó a impacientarse, tratando de ver el rostro de aquel hombre que la tocaba con tanto amor y delicadeza.

Sabía que estaba soñando. Había tenido estos sueños desde hace unas semanas, más exactamente, comenzaron hace 4-5 semanas, luego de que terminara de leerse aquél libro inglés de romance y suspenso que tanto amaba.

Con esfuerzo, trató de que su yo soñadora, (cómo solía llamarse a aquella versión de ella que estaba conciente en el sueño, pero que no podía moverse ni hablar cuando quería. Era como estar atrapada), bajara su rostro y levantara el de aquel hombre, pero todo fue en vano, justo cuando iba a levantar el rostro, sintió cómo era absorbida por una extraña fuerza y abría sus ojos encontrando los redondos y oscuros ojos de Mi Soo, quién ya estaba completamente lista, mirando fijamente su rostro mientras que con una de sus manos acariciaba sus rosadas mejillas, enrojecidas por el frío de la temporada.

"Hola mi bebé" Susurró con voz pechichona mientras le sonría y pellizcaba su mejilla. "Hora de levantarse, o llegaremos tarde" Ordenó. Su Zu estiró su cuerpo con desgano y retiró las sábanas, acomodando su cuerpo de lado lista para levantarse cuando de repente sintió que ese lado de su cama se volvía extrañamente cómodo y volvió a prepararse para dormir abrazando su sábana. Sintió como unos largos brazos rodeaban su cintura y la colocaban de pie a duras penas, Ru Da tomó su rostro y con ternura apretó éste, logrando que despertara y parpadeara un poco desorientada.

"Unnie~ estoy cansada." Mentira. Quería volverse a dormir para poder "continuar" con aquél sueño, estaba a punto de descubrir su rostro. Pobre ilusa.

"Lo sé, pero recuerda que no debes dormir una siesta de más de dos o tres horas, o sino, no podrás dormir en la noche..." Le recordó la mayor, logrando que la menor solo asintiera enojada, ella y su débil organismo. Dan Oh rió tras ellas.

Bajó junto a sus compañeras, frunciendo el entrecejo en cuánto su mirada se encontró con la mirada ida y desconsolada de Young Ro. Y ahí su adormitado subconsciente comenzó a recordar todos los sucesos que habían atormentado la paz del dormitorio.

Habitación 207.

Protestas.

Policías entrando armados a las habitaciones

Un policía pervertido.

Un presunto espía norcoreano.

La habitación 207 siendo acusada de ocultarlo.

Young Ro asumiendo la culpa.

Young Ro siendo echada.

A paso lento, comenzó a acercarse a Young Ro, con el objetivo de despedirla y darle un abrazo, quería agradecerle por todo lo que había hecho cuándo ella recién estaba entrando a los dormitorios, quería agradecerle por aquel recibimiento tan cálido y suave.

Sostuvo la mano de la mayor y la volteó con delicadeza, se sentía un poco presionada porque aunque su corazón y su mente quería decir y hacer lo anteriormente mencionado, su boca y cuerpo se habían paralizado, como si de repente hubiesen recordado que era tímida y que no era buena consolando personas o despidiéndolas.

Pero sus palabras a medio salir se vieron interrumpidas cuando unos gritos comenzaron a escucharse, seguido de unos pasos rápidos y demás estudiantes corriendo alrededor de ambas chicas.

Su Zu, estaba desorientada, su sentido de alerta se despertó y trató de ubicar un lugar seguro para esconderse al momento en que vió cómo entraban los mismos oficiales de aquel día, solo que ahora estaban aún más armados y venían con muchísimos militares. Su corazón comenzó a acelerarse. Volteó buscando a sus amigas, pero sus ojos parecían haberlas perdido por completo, sus manos comenzaron a temblar mientras sentía como la sangre abandonan su cuerpo.

Otra vez no, por favor. Ahora no.

Luego de unos pudo localizar a su grupo, pudo ver el oscuro cabello de Mi Soo moverse en el aire mientras intentaba llegar a ella alejando a las demás estudiantes, deteniéndose en seco cuando notó como una mano enguantada tomaba la muñeca de Su Zu y la acercaba hacia un cuerpo masculino, el cuál cambiando de rumbo, colocó su brazo izquierdo alrededor del delicado cuello de la pelinegra y colocó un metal frío contra su sien.

La ojigris miró con el rabillo de su ojos, como se confirmaban sus más temidas sospechas. Era un arma. Una maldita arma.

Sus brazos se comenzaron a sentir pesados, sus manos temblaban con mucha más fuerza, quiso creer que aún así pudo encontrar alguna fuerza de voluntad y con sus fríos dedos trató de aflojar el agarre de aquel brazo sobre su cuello, lo cuál fue en vano... Solo logró que se hiciera más fuerte. Su respiración comenzó a entrecortarse mientras miraba desesperada a su alrededor, en busca de un consuelo, en busca de un salvador.

Sus ojos se encontraron con la mirada vidriosa de Mi Soo, quién desesperada intentaba alejar los brazos de Dan Oh y Ru Da, quienes también estaban llorando, para acercarse y lograr salvarla. Era demasiado. Cerró los ojos de golpe cuando notó cómo éstos pretendían rodar hacia arriba, tratando de calmar su respiración y su mareo.

Notó a muchas personas frente a ella, logrando reconocer en su estado nervioso a los dos policías de aquella vez, una mujer y un hombre. Estaban hablándole a aquel hombre que la tenía como rehén, sin embargo ella no escuchaba nada, todos los sonidos se oían tan lejanos... Y no le importaba. Solo quería salir de ese lugar, refugiarse en los cálidos brazos de Mi Soo y desaparecer, dormir por horas y horas, y quizá, solo quizá... Aislarse de éste mundo, éste mundo en el cuál cada día algún estudiante o persona era secuestrada y torturada solo por pelear por sus derechos humanos, por tener una libre democracia.

Sintió cómo sus piernas perdían fuerza y empezaban a temblar, a la misma vez que escuchaba al policía hombre frente a ella hacer un ademán de acercarse a ambos.

Y después sucedió... Tan rápido.

Su vida no volvería a ser la de antes, creyó haber encontrado Oro en éste lugar, paz y serenidad. Pero pronto sus traumas aumentarían más... Odiaba vivir así.

Escuchó un fuerte disparo...

Su cuerpo fue jalado hacia atrás mientras era alejada del lugar donde originalmente estaba, y muchos más disparos llenaron el lugar.

Solo llevó sus manos a sus oídos, tapando éstos y cerrando sus ojos con fuerza a la vez que apretaba los labios. Tratando de alejar ese sonido.

El cuál escuchaba cada vez más lejano.





Y empezamos fuerte!
Espero les guste!
¿Alguna recomendación?
Si hay fallas ortográficas, solo díganme y lo corregiré.

𝐀𝐓𝐓𝐑𝐀𝐄𝐍𝐓𝐄 | 𝐒𝐍𝐎𝐖𝐃𝐑𝐎𝐏; 𝐋𝐈𝐌 𝐒𝐎𝐎 𝐇𝐎Donde viven las historias. Descúbrelo ahora