Era de noche. Estaba oscuro. Dormía plácidamente cuando escuché un ruido procedente de afuera. Me levanté de la cama con mi pijama de ositos rosas y me asomé a la ventana. El ruido era producido por el chocar de pequeñas piedras que daban contra mi ventana. Kit, mi novio, era quién las tiraba. Abrí la ventana y le hice un gesto con la mano para que trepara por la enredadera y así pudiera entrar en mi cuarto.
-Hola.- susurró dándome un beso.
-Hey. ¿Qué haces aquí? Es muy tarde.
-Me apetecía hacerle una visita nocturna a la chica más bonita del mundo.- dijo pasándome la mano por la cintura y atrayéndome hacia él.
-Eres un pelota.- le dije casi como un susurro cerca de sus labios.
Me acostó en la cama y empezó a desabrochar mi camisa del pijama lentamente mientras dejaba un rastro de besos a medida que iba desabrochando los rosados botones.
Cuando iba a pasar a quitarme la camisa, el sonido de un disparo nos sobresaltó. Nos miramos y pensamos que había sido en la casa de al lado, pero otro disparo nos sacó de esa hipótesis. Kit corriendo se escondió dentro de mi armario y yo, preocupada y asustada por lo que pudiera pasar, me escondí debajo de la cama. De repente, dos hombres, los dos de amplia musculatura, irrumpieron en mi habitación y lo revolvieron todo. Me tapé la boca con la mano para tratar de no emitir ningún ruido, pero aún así, mi respiración era tan agitada que hasta podía oír el ruido que hacía. Tenía miedo. No sabía quienes eran ni qué querían y, probablemente por los disparos, habrían matado a mis padres.
Desde debajo de la cama, podía ver como pululaban por mi cuarto, uno de ellos se paró delante del armario. En ese momento, el corazón se me aceleró y el miedo en estado puro recorrió mi cuerpo, temía por Kit. El otro hombre se paró a los pies de mi cama. Me eché para atrás lo más rápido que pude y lo más callada posible.
El hombre que estaba junto al armario sacó a Kit bruscamente, no pude evitar soltar un grito.
-¡Kit!.- chillé. Seguidamente me tapé la boca con la mano. Y el hombre que estaba a los pies de mi cama se agachó y me vio.
-Hola preciosa.
Aquel hombre me sacó de los pelos de debajo de la cama. Yo lloraba y pataleaba. Trataba de conseguir que me soltaran, pero era imposible.
-Cierra la boca o le vuelo la cabeza a tu novio.- dijo uno de ellos mientras le apuntaban a la cabeza con una pistola.
-Zoey tranquila, todo saldrá bien. Te lo prometo.
Dudaba de sus palabras. Había dos extraños en mi casa, ambos nos tenían sujetos y nos apuntaban a la cabeza con pistolas. El hombre que me tenía sujeta me tumbó bruscamente en la cama y empezó a desnudarme. «Este es mi fin.» pensé. Esa sería la última noche que vería a Kit y, probablemente, mi última noche con vida.