Estaba tumbada en la cama, mi cuerpo descansaba plácidamente cuando de repente se escucha un fuerte estruendo proveniente del piso de abajo. Rápidamente me levanto de la cama y me noto más ligera de lo normal, miro hacia atrás y veo mi cuerpo que permanece en la cama inerte. No le doy mucha importancia y escucho de nuevo aquel ruido. Bajo casi volando las escaleras y llego al salón dónde estaban tres hombres revolviendo el salón, intenté gritarles, mas ningún sonido salió de mi boca; ellos mientras tanto, ponían mi salón patas arriba. Cuando terminaron de destrozarme el salón subieron al piso de arriba y yo como un rayo los seguí escaleras arriba. Al llegar arriba dos de los hombres se dirigieron a la habitación de mis padres, el otro se fue a mi habitación.
Entré en mi habitación detrás de aquel hombre que se quedó un rato observándome mientras mi cuerpo descansaba sobre la cama, luego desapareció y escuché a mi madre gritar desde su cuarto y lo más rápido que pude salí hacia su habitación, cuando llegué, los dos hombres estaban apuñalando a mi madre en el estómago. Trataba de detenerles, pero era imposible. De repente escuché otro grito proveniente de mi habitación, pero no era yo quien gritaba.
Volví a entrar en mi cuarto y vi como sacaban a Kit del armario y como trataban matarle, le dieron un golpe en la cabeza con el culo de la pistola y lo dejaron inconsciente en suelo. Miré debajo de la cama y ahí estaba yo, muerta de miedo y con las lágrimas a flor de piel. Me puse el dedo índice en la boca indicándome que permaneciera callada y mi cuerpo o lo que quiera que fuera se tapó la boca mientras trataba de no llorar. Escuché como aquellos hombres dialogaban entre ellos en otro idioma y luego se callaban de repente. Al momento vi como la cara enmascarada de ese hombre aparecía ante mis narices por debajo de la cama.
- ¡No!- grité despertando en medio de una inmensa oscuridad.
- Tranquila Zoey, estoy aquí, contigo.- me intentó tranquilizar Kit mientras me abrazaba.
- Lo he visto... - dije.- Kit, lo he visto.
- ¿El qué?- preguntó extrañado. - Zoey, ¿qué has visto?
- Todo. Todo lo que ocurrió aquella noche.
- Pero...¿cómo?- preguntó perplejo.- Quiero decir, si estábamos juntos.
- Kit, te juro por lo que más quieras que lo he visto, sé lo que pasó. Solo tenemos que salir de aquí como sea y...
- Shhh.- me interrumpió Kit.- Vienen hacia aquí.
Nos tumbamos en el suelo y una luz cegadora junto con la voz de aquel hombre me hicieron ponerme en pie. Me sacaron del brazo de aquel zulo mientras dejaban a Kit ahí tirado.
- No te preocupes. - susurró Kit.- Estaré bien.
Ese hombre me sacó de allí y me llevó a otra sala, me sentaron en una silla pero esta vez no me ataron ni las manos ni los pies. El hombre se sentó delante mía con los brazos apoyados en las piernas y las manos entrelazadas.
- Eres guapa.- me dijo. - No te mereces estar con ese imbécil. - se me caían las lágrimas, ¿cómo podía decir eso? ¿acaso le conocía?
- ¿Acaso le conoces?
- Sí. - respondió serio. Esa respuesta me dejó perpleja.- Más de lo que tú te crees y más de lo que tú le conoces.
- ¿Para qué me has traído aquí?- él se encogió de hombros.
- Órdenes del jefe supongo.
- ¿Por qué a nosotros?
- Empiezas a hacer demasiadas preguntas preciosa.- respondió.- Shh, viene el jefe. Obedece y te prometo que todo saldrá bien.
El jefe se acercó a mi y me acarició suavemente la cara, quise apartarme, pero no quería que ocurriera nada malo.
- Buen trabajo Dimitri.
- ¿Qué me vas a hacer?
- ¿Te he dado permiso para hablar?- me respondió con otra pregunta, luego me pegó una bofetada. Una lágrima brotó de mi ojo y empezó a deslizarse por mi mejilla.- Eh, no llores...- volvió a pasar la mano por mi cara, esta vez para limpiarme la lágrima.- Levanta.
Me levanté inmediatamente y me llevaron a una habitación que olía mal y tenía un colchón mugriento.
- Desnúdate y túmbate.
- No por favor...- supliqué.
- ¡He dicho que lo hagas!- me gritó. Asustada empecé a hacer lo que me decía.- Así sin ropa estás más bonita...- dijo paseando sus grandes manos por mi cuerpo desnudo.
- Por favor, no lo hagas...- le rogué.
- ¡Cállate!- me dio otro guantazo.
El jefe comenzó a tocarme y luego me violó. Cuando terminó, me llevaron de nuevo con Kit a la salita y me empujaron dentro. Una vez dentro con Kit, rompí en llanto.
- ¿Qué te han echo?- dijo mientras me abrazaba para calmarme.
- Me ha violado...- dije con la mirada perdida.
- Hijo de perra...me las pagarán.
- Kit...- dije algo más tranquila.
- Dime.
- Uno de ellos te conoce.