ALISHA :- Creo que la he encontrado.- Le habla a la persona al otro lado de la línea.
Corta la llamada dando lentos pero presisos pasos en mi dirección. Mido sus movimientos, retrocediendo a la par de él.
- ¿Quién eres?¿Ellos te enviaron? - Intento ganar tiempo y de paso sacarle un poco de información.
Sonríe con sarcasmo.
No es tono. Puede ver lo que pretendo.
- Muy bien jugado niña.- Felicita exultante.- Pero esperaba que te esforzaras más.
- Qué puede esperar un matón como tú.- Enojado, emprende carrerilla a mi encuentro. - Quieto ahí guaperas, no des un paso más si quieres conservar tu polla.
―Eres de las guerreras. ―Hablaba con acento. Puede que sea ruso o alemán, pero me voy más por la primera opción.
Lástima que no me agraden los rusos. Es algo congénito.
―No, soy de las que saben defenderse de tipos como tú.
Suelta una risita, como si la conversación lo divirtiera.
Lo analizo buscando una grieta en su carácter. Algo que me haga salir viva de este lugar. Continúa impasible, relajado. Está claro que lleva las de ganar.
Le saca ventaja a mi descuido tomándome desprevenida. Obtiene un par de esposas del bolsillo trasero de su pantalón y me rodea con ellas las muñecas en un instante.
El pánico me vuelve a estallar en el cuerpo. Observo el metal que recubre mis muñecas, incapaz de entender lo que acaba de suceder.
¿Qué mierda acaba de pasar?
―Suéltame ahora mismo. ―Le doy una patada en la pierna con toda la fuerza que pudo―. Te romperé la polla en cuanto tenga ocasión.
Extrae una jeringuilla del bolsillo trasero del pantalón y le quita la tapa con los dientes.
No. Odiaba que me drogasen. Odiaba no saber lo que me estaba sucediendo. Odiaba perder toda sensación de control. No podría soportarlo, no de nuevo.
- ¡Para!,¡Para! - Uso de escudo las manos para detenerlo - Me estaré quieta, pero no me pongas eso.
―Venga, vámonos. ― Me toma del brazo arrastrandome con él.
― Sube. - señala una lujosa camioneta de ventanillas tintadas. Decido hacerle caso y no tentar a la suerte.
Ya buscaré una manera de salir de esta, como siempre lo hago.
Durante el recorrido observo el camino con detenimiento, grabándolo a fuego lento en mi memoria.
El que no me haya vendado los ojos me tiene intranquila.
Me apoyo sobre el templado cristal de la ventanilla y trato de conservar la calma. Tengo que mantener la cabeza fría. Un error me puede costar la vida.
***
DIMITRIO :
Aparcó el Porsche frente a nuestro condominio. Doy vuelta del otro lado para recoger a nuestra pequeña cautiva, sacándola de un tirón.
Casi cae al suelo de cemento por no conseguir mantenerse a mi paso. Sisea entre dientes debido a mi ferocidad, pero sigue sin pronunciar palabra alguna.
La agarró por la nuca y la escolto hasta el interior.
―El cabrón se quiso pasar de listo. ― Stephan entra al salón e inmediatamente se sirvie un bourbon―. Jodido gilipollas. Le pegué un tiro en el brazo sólo para hacerlo gritar. Fue tan excitante.
La mujer de pie en medio de la habitación con las manos esposadas delante del cuerpo se tensa. Observaba todo con atención, intentando encontrar una forma de escape.
Mantiene un gesto gélido en la cara, negándose a demostrar temor alguno pero, de todos modos puedo oler su miedo... saborearlo.
Le quito las esposas, no hay razón para mantenerla atada. No hay ningún sitio a donde pueda huir. Si intenta escapar, sería un espectáculo interesante de contemplar.
Stephan percibe la presencia de la pequeña pelirroja a mi lado. Su expresión cambia a una de absoluto éxtasis.
-¿Es ella?- Pregunta pletórico por haber encontrado un nuevo juguete con el cual divertirse.
Asiento en respuesta.
- Tienes prohibido tocarla sin mi autorización.- Bufa acercándose.
Se termina el vaso de un solo trago y presiona el dorso de su índice contra la mejilla de la mujer, haciéndolo descender lentamente.
―Buf. Anda que no eres guapa.
Ella le aparta la mano al instante de una palmada.
―¡Joder! ―exclama con sorpresa― Esta sí que es una fiera.
Sonrió.
- Ni que lo digas. - La аzalea a mi lado me dedica una mirada venenosa.
Si se le presentará la oportunidad de matarme, no lo dudaría. No hay aprensión en sus ojos, me aborrece. Creo que me he ganado el puesto de su enemigo.
De pronto estampa el pie con toda la fuerza que su pequeño cuerpo le permite en la bota de Stephan. Él grita rabiando del dolor, soltándola momentáneamente.
Seguido le quita el cuchillo del cinturón, abalanzándose de inmediato sobre el soldado que tenía más cerca y cruzándole el pecho de un tajo con tal ferocidad que pareciera una asesina a sueldo.
Mis hombres se abalanzan a por sus pistolas, con la necesidad de acabar con aquella zorra antes de que cause daños mayores.
Uno de los escoltas salta sobre ella desde detrás y la agarra por la muñeca, pero ella le da un cabezazo y a continuación le tira con fuerza del brazo, rompiéndoselo por el codo. Le lanza un tajo con el cuchillo, haciéndolo sangrar.
La hostia.
Sale corriendo a toda velocidad en dirección a la puerta.
Stephan agarra su arma.
―Maldita puta. ¡Cogedla!
« Hay ratoncita, en que problema te has metido ».
***
NOTA DE AUTORA:
Estoy muy emocionada con este nuevo proyecto.
Si lo estás leyendo quiero darte las gracias por darle una oportunidad a ésta historia y darmela a mí también primeramente.
No soy una autora certifica ni mucho menos, por lo que podéis encontrar muchos errores que corregir y pulir.
No he creado esta historia con la intención de que se identifiquen con ella, sino para que se diviertan y la pasen bien.
No estoy de acuerdo, ni mucho menos a favor de algunos sucesos que se desarrollan según avance la trama por lo que les pido discreción.
Aquí podrán encontrar contenido adulto como:
- Lenguaje vulgar.
- Consumo y venta de sustancias ilegales.
- Comportamientos violentos
- Relaciones sexuales con o sin consentimiento....
*La relación entre los protagonistas es poco convencional.
Dicho todo esto les recomiendo precaución.
Dato curioso:
Azalea: flor Silvestre
No sé olviden de votar para que la historia siga creciendo y llegue a más corazoncitos💗💗💗💗💗 . XOXO 💋
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"𝙵𝚛𝚎𝚎 𝚝𝚘 𝚍𝚎𝚌𝚒𝚍𝚎" (+18)
RomanceEl amor, la felicidad...el dolor, son efímeras emociones que forman parte de nuestra existencia. Cada persona tiene un motivo para vivir. Puede que sea el amor...o la búsqueda de unos pocos momentos felices. El dolor solo se encarga de darnos a con...