La castaña entró corriendo por la puerta de atrás mientras acomodaba su placa, en la que ponía su nombre.
—Mierda, mierda, mierda — tomó su lista y marcó su hora de llegada.
—Diez minutos tarde — sintió como la sangre le hervía de enojo cuando escuchó la voz — ¿ahora que vas a inventar?
—Que tube mi periodo y tuve que regresar a cambiar mi ropa — respondió la chica — y no es mentira — se agacho un poco para amarrar el cordón de su zapato y suspiró.
—Te toca farmacia — en cuanto el chico se giró ella levantó su dedo medio hacia él.
La chica llevaba al rededor de una hora haciendo el inventario mientras atendía a los clientes que venían.
—Gracias, vuelva pronto — terminó de guardar el dinero y se estiró un poco cansada.
—Eres patética — la chica suspiró ignorándolo. — también necesitas limpiar el área de panadería.
—Oye, eso lo hice ayer, te toca a ti.
—Oh, como me quitas el trabajo siempre, creí que querías hacer todo en la jodida tienta.
—Espera, ¿Ese es todo tu puto problema? — la chica se giró hacia él enfrentándolo por primera vez en todo el verano — ¿no quieres que te quite el jodido trabajo? Pues deberías esforzarte más.
—Eres una idiota.
—¿Yo soy la idiota? Tú eres el que se compara como un jodido niño inmaduro, solo porque quieres este jodido trabajo.
—Por lo menos yo me esfuerzo, y no me acoste con mi puto jefe para tenerlo — en cuanto el término esas palabras la chica le dio un golpe con todas su fuerza en su mejilla.
—Eres un puto idiota — lo empujó contra el mostrador — como vuelvas a decir algo de ese estilo, te cortare las putas bolas, ¿¡Entendiste!? — él chico se quedó atónito por unos segundos, su mente le dio un impulso se disculpase por lo que había dicho enseguida— deberías esforzarte si quieres seguir aquí — pero eso lo hizo explotar.
—¡Vete a la mierda! ¡Me esfuerzo! ¡Me esfuerzo muchísimo carajo! — la chica dejó de sostener su camisa cuando él tomó sus muñecas —¿¡CREES QUE DISFRUTÓ EL PUTO TRABAJO!? ¡Trabajo desde los trece! ¡No quiero trabajar, tengo que hacerlo! ¡Y a ti tus papis te pusieron aquí para darte una jodida y puta lección! ¡Me estas quitando dinero y trabajo que me ayuda a mantener a mi familia! — soltó las manos de la chica dejándola en la esquina a la que la había empujado.
—Simon — se atrevió a hablar la chica con voz temblorosa después de unos minutos de silencio — lo siento — él chico comenzó a ponerle atención sin entender de que hablaba — siento todo lo que te pase, en verdad, pero eso no te da el derecho a tratarme mal — él chico suspiró y comenzó a jugar con sus manos, la chica comenzó a acercarse a él — no estoy aquí por una lección, mi hermano empeoró y quiero ayudar a mis padres — el chico solo miraba sus tenis sucios, junto a los converse rojos de la chica igual sucios — me dieron el trabajo por lástima en realidad, el chico miró a la castaña frente a él — ¿podemos intentar ser algo?
—¿Algo como que? — la voz del chico era más relajada.
—Creo que primero debemos olvidar todo esto, ¿no?
—Sip — la vista del chico se enfocó en los collares de la chica, eran cuatro, le daban un toque relajado pero a la vez lindo.
—¿Y lo de intentar?
—¿A que te refieres con algo? — el chico dio un paso acercándose a ella, la chica sonrió un tanto nerviosa, tal vez se habían llevado mal desde el primer día, pero ella dese el momento en el que lo miró, sintió mucha atracción hacia él.