Kurt

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La chica apago su cigarro de felicidad y se dispuso a entrar a la cabaña de su novio.

Tenía alrededor de tres años saliendo con él, pero al ser de diferentes pueblos, era casi nula la persona que sabía obre esa relación.

Al chico aunque lo le avergonzaba el estilo hippie de su novia, lo que sí le molestaba era la mariguana que consumía, ella nunca había bebido alcohol o ingerido alguna otra droga, pero la mariguana era bastante para él.

Habían tenido muchas discusiones por eso, pero la chica estaba firme en no dejar de fumar.

A pesar de el que su novio le dijera en terminar, acusarla con su mamá, que su padre la arrestara o en mandarla a un centro de rehabilitación, lo único que consiguió fue que ella se escindiera para hacerlo.

—Idiota, Nick me dijo que me buscabas — su cuñado también le había pedido un par de veces que dejara de fumar, pero en realidad no le molestaba, le gustaba el toque relajado que ella tenía — ¿Estas aquí o me estás buscando?

Cerró la puerta de la cabaña y entró al baño que estaba vacío, dejó su bolso en una de las sillas, suspiró sentándose en la cama de su novio, se quitó los tenis y calcetines mientras miraba al rededor se la habitación.

Todo estaba ordenado, algo que le gustaba a la chica, su novio era un poco desorganizado, por eso ella iba mínimo una hora al día a organizar su cabaña.

Suspiró al mirar los tenis del chico regados, los tomó, camino al armario y abrió las puertas para meter los zapatos.

En la puerta del armario estaba una foto de ambos, se podía notar como ella la había tomado, él la abrazaba por la cintura mientras miraba perdido los hoyuelos que se formaban en las mejillas de la chica al sonreía.

Eso provocó una sonrisa en la chica de cabello cobrizo, cerró las puertas del viejo armario y camino de nuevo a la cama.

Quería fumar, pero no quería que Kurt la encontrará y volvieran a pelear, suspiró y abrió el cajon de la mesa de noche del chico.

Habían anillos de su novia, algunas pulseras, una corona de flores que ella le había hecho, cartas que ella le había enviado.

Emma sonrió sin poder evitarlo, su novio guardaba todas y cada una de las cosas que ella le daba, incluso rocas en forma de corazón que ella le daba al encontrarlas en el bosque.

Miró que en la esquina habían una fotos instantáneas, las tomó y rió al ver las fotos que ella le había dado por su regalo de navidad.

Recordó la cara del chico al abrir su regalo y encontrándose con fotos de su novia mientras estaba desnuda, rió al notar que no las había dejado en su casa como fuera lo más lógico.

Se levantó y tomó su bolso, habían pasado al rededor de diez minutos, ya había leído un libro que la aburrió, había acomodado el cajon de su novio, e incluso había contado cuántas tablas conformaban el techo de la cabaña.

De adentro sacó una caja de aluminio, que había contenido mentas en su momento, también sacó un encendedor de metal, en el que estaba tallado con K+E.

Abrió la ventaba y se acercó, para sacar el porro y encenderlo mínimo para una calada.

—¿En donde estará esa...? ¿Emma?

—Continúa con lo que dirías idiota.

—Esa chica — la chica rodó los ojos guardando el porro, solo había alcanzado a darle una calada, noto como su novio comenzó a oler el ambiente lo que la hizo bufar — ¿que hacías?

—Esperarte — residió dejando la caja en la mesa de noche.

—Estabas fumando — él la miró mal lo que la hizo bufar.

One shots Hot || la calle del terror Donde viven las historias. Descúbrelo ahora