Mobry.

Bob

¿Que ha pasado?

¿Que ha pasado?

¿Que ha pasado?

¿Qu-?

...

A diferencia del éxtasis, esto era un ataque o una invasión de miedo y rabia. Iba a tardar en asimilarlo todo, pero, no quería acabar de hacerlo porque, sabía que esa imagen se le quedaría grabada por el resto de su vida si lo hacía. Y entonces, ¿que podía hacer?

Coger el teléfono y llamar. Llamar hasta que alguien se dignara en contestar a tales horas de la noche. Y llamó, pero no sabía a quién. Las lágrimas empezaron a brotar de su rostro y, no podía contener la rabia y la angustia por ver el cuerpo, un cuerpo con el que había compartido momentos que nunca podrían dejar su cabeza, aunque lo intentara. Todo lo que había creado con esa persona se desvaneció hace cuarenta y tres minutos, y ahora eran cuarenta y cuatro. El paso del tiempo iba quemandole poco a poco, como si te clavaran un cigarrillo encima de tu piel y luego se quedara incrustado en ella. Todo daba tanto asco, le dieron ganas de vomitar y empezó a soltar arcadas. Se le empezaron a nublar los ojos, las manos empezaron a flaquear y los pies no le funcionaban. Definitivamente, no podía hacer nada en esos momentos. Solo podía hacer una cosa.

Y gritó.

Y no paro de gritar.

Gritó mas fuerte.