Capítulo 13- Fantasías

9 1 1
                                    

Nuestra primera cita fue de esas que están llenas de situaciones clichés pero como no iba a serlo si Juan Pablo se tomó la organización de nuestra noche muy seriamente.
Al vernos y sentir la química entre nosotros, abrió la puerta de su auto y me señaló el asiento del copiloto como lo hace un caballero, antes de que encendiera el auto se acercó a mí y abrochó el cinturón.
En ese instante sentí su calor por unos segundos e inmediatamente sentí la sensación de querer abrazarlo, después de el viaje de una hora que tomó desde mi casa llegamos a una pequeña feria a las afueras de la ciudad.
Había poca gente en aquel lugar así que al bajarnos caminamos hacia la entrada, aquel lugar estaba lleno de flores y había un camino largo con luces en sus costados, y pequeños focos que cubrían la parte superior del camino.
Mientras cruzábamos por aquel hermoso lugar el nerviosismo entre nosotros era evidente, así que en una jugada el intentó empezar nuestra primera conversación
-¿Te gustó el concierto?
Inmediatamente sonreí y entonces respondí
-Si, me gustó
-¿Y no te gustó este cantante también?- dijo algo coqueto.
Su breve jugada termino por robarme una carcajada, lo cual hizo que el contacto cero y el nerviosismo se fueran, empezamos a actuar como las personas que éramos por internet, nosotros mismos con nuestro humor sin gracia y nuestras locuras.
Me acerco de una forma cliché a un juego donde regalaban peluches en forma de animales, así que de forma muy valiente él empezó a jugar, a pesar de que no era el mejor jugador, la suerte estaba a su favor y logró ganar un pequeño peluche en forma de rana, el tipo de peluche que me regalaría en el futuro de todo tipo de formas y tamaños.
Caminamos hasta la rueda de la fortuna y esperamos para poder subir, al hacerlo tomo mi mano y me ayudó a sentarme, puse el peluche sobre mis piernas y al instante de sentarse empezamos a subir.
Se podía ver la ciudad entera desde nuestro lugar, aquella fue una noche realmente hermosa, las estrellas se podían ver por el cielo despejado que teníamos aquella noche.
Ambos estábamos nerviosos, la química empezó a sentirse más intensamente y entre mis miradas nerviosas no podía evitar ver sus labios.
Y sé que a él le pasaba igual, sentía su mirada sobre mi y su mano temblorosa queriéndose acercar. Dimos la primera vuelta en la rueda y al girar hacia arriba sentimos como el juego se detuvo.
Tomé su mano de forma inconsciente y el preguntó
-¿Está bien?
-S...i...-Respondí nerviosa- lo estoy- pero en cuanto respondí me di cuenta que mi mano sostenía la de él.
Lo solté rápidamente, y él sonrió.
-Puedes tomarla- dijo cariñosamente mientras entrelazaba nuestras manos
Mi cara inmediatamente se puso roja, la sangre de mi corazón subió a mis mejillas y mis palpitaciones sonaban tan fuerte que tenía miedo que él las escuchara.
Permanecimos unos minutos en ese estado de nerviosismo, alegría e ilusión mientras nuestras manos se acariciaban.
Al bajar no soltó mi mano en el camino, mientras nos acercábamos al lago junto a este se encontraba una pequeña caseta decorada con pequeñas luces se asemejaban luciérnagas, entramos y entonces lo ví hacer una pequeña reverencia antes de preguntar
-¿Quieres bailar?
No pude evitar mi sonrisa al escuchar eso, pero antes de responder lo vi sacando su teléfono y poner una dulce canción de los 80, regreso a su posición y tomo mi mano.
Empezamos a movernos al ritmo de la música, recosté mi cabeza sobre su pecho mientras su mano izquierda se encontraba en mi cintura. Lo escuchaba tararear la canción que sonaba, y sentía su calor tan cercano a mi corazón.
-Esto se siente bien- dijo
-¿Esto? ¿Qué cosa?- le pregunté
-Lo que estoy sintiendo por ti- respondió- es como una buena canción en la que quieres quedarte atrapado
Me aleje de él y lo miré, entonces tomo mis manos, las beso, me miró, besó mi frente y nuevamente se acercó a mí
-Me gustas mucho- me dijo a centimetros de mi
Bajé mi cabeza pero él tomó con su mano de forma delicada mi mejilla y la sostuvo hacia su rostro. Mis ojos brillaban no podía evitarlo y tímidamente le confesé
-Tú... Tú también me gustas mucho
Vi su sonrisa escapar sin querer y sus ojos brillar al igual que los míos, empezó a saltar y gritar pero cuando paró, se acercó nuevamente a mi, tomó con sus manos mis mejillas delicadamente, las acarició, arregló mi cabello y entonces lentamente se acercó hasta que nuestros labios estaban a milímetros.
Como en un sueño sentí la tensión del momento, y en cuanto se acercaba a mi boca, cerré mis ojos. Entonces sentí sus labios tocar los míos, los humedeció con su lengua antes de tocarme y sentí como mis labios se hidrataban.
Sus manos en mis mejillas, bajaron a mi cintura mientras con mi pequeña estatura solo podía pararme de puntitas para alcanzarlo, además de agarrar abrazar ligeramente su pecho.
Sentí como se alejaba de mí y colocaba su nariz con la mia, sonreímos y volvía a besarme con mayor intensidad, sintiendo una armonía perfecta entre nuestros labios. Estaban bailando de ilusión y felicidad.
Nuestro primer beso nos hizo adictos el uno con otro. Desde ese momento supe que nunca podría enamorarme de nadie más.

ENAMÓRATE DE ALGUIEN MÁSDonde viven las historias. Descúbrelo ahora