Título:Jiǔ wěi cáng yú dòng táo bàn
Traducción:Nueve Colas Ocultas En Pétalos De Melocotón Helado
Una joven de 25 años muere en la tranquilidad de su casa. En una hermosa tarde. Acompañada de una amiga singular.
-Recuerdo bien que tú estuviste...
En una casa de dos pisos y en la habitación más alejada del primer piso frente a un pequeño jardín. Habitaba una joven de bellos ojos azules. Que amaba cuidar las flores que le brindaban tranquilidad.
Aquella imagen era hermosa.
—Señorita desea pasar al estudio. El sol está alumbrando mucho y le puede hacer daño. Recuerde que el médico le aconsejo a la joven señorita cuidar su salud, — dijo una mujer mayor que parecía estar en los 40. La cual vestía un uniforme negro. Y estaba sentada sobre sus talones a lado de su joven ama.
Aquella joven dama tenía la piel tan blanca como el jade y una sonrisa tan hermosa y pura. Y sin dejar de sonreír, miro a la mujer y dijo con voz anhelante. —Estela. Solo unos minutos más. Luego descansaré. Déjame sentir el calor del sol sobre mi piel y el aire fresco de la tarde, además, has visto. Hoy las flores están más hermosas que ayer. — luego la joven cerro los y disfruto del momento antes de abrirlos de nuevo al toser repentinamente. Tan fuertes que se inclino hacia adelante cubriéndose con el antebrazo.
—¡Señorita! — exclamó asustada la mujer llamada Estela. Mientras se levantaba apresurada — espere buscare al médico.
La joven de ojos azules vio a la mujer correr y negó con suavidad. Mientras seguía tosiendo y se cubría con el antebrazo.
La sangre roja y calida. Humedeció la manga de la joven con un rojo carmesí.
Después de toser por varios segundos. Dijo, al atisvar una pequeña silueta,— ¿e...estás aquí?
—Si... Estoy aquí. Siempre estoy a tu lado—dijo una pequeña figura que se frotaba en su mejilla.
—Gracias. Tu presencia siempre me alegro. Pero creo que ya no podré estar más a tu lado... Ya siento que se acerca la hora. Lamento dejar a mi padre solo. Pero ya no puedo seguir con esto. Estoy cansada, solo quiero cerrar los ojos y...
—ya no digas más. Lo sé. Recuerda yo te conozco más que nadie en este mundo.
—lo sé. Eres mi única compañera en estos 25 años. Perdón por no cumplir mi promesa de ir por mundo como en esas novelas que hemos leído. Llenos de lugares grandiosos y fantásticos.
La joven con lágrimas decía mientras la manga de su ropa se vio manchada por sangre que aún se veía un hilillo en la comisura de su boca. Siendo callada por una esponjosa pata cálida y suave.
La joven sonrió. Ante los movimientos de su fiel compañera.
—Antes que cierres los ojos escúchame. Tengo que decirte. Tu y yo s...
La joven de ojos azules observo con esfuerzo la figura borrosa de su peluda y parlanchina amiga. Siendo sus palabras escuchadas cada vez mas lejanas, muy lejanas. Hasta que ya no pudo escuchar más. Todo sonido desapareció. Así como la vida en ella...
El ser que hace un momento abría su corazón. Trago el resto de sus palabras y dijo al aire. Mientras por el rabillo de sus elegantes ojos vio a la mujer llamada Estela. Correr junto a un hombre adulto que reconoció como el médico de la joven que exhaló su último aliento de la vida. —regresemos al lugar donde realmente pertenecemos. Tu y yo desde el principio fue así.
Los gritos se acercaron mas a la joven recostada en una silla. Aquella joven dejo de respirar con una sonrisa.
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