E A T

P E S A D I L L A

Ayer, vi el concierto animado ADAM by Eve (el cantante del primer opening de Jujutsu Kaisen) y al escuchar y ver el video animado de "Inochi no Tabekata" (El devorador de vidas) una idea retorcida se me vino a la mente.

Es mi primera vez escribiendo algo de este estilo y si cumple con las expectativas, será mi prueba de fuego para escribir la siguiente historia que tengo planeada. Estará dividida en dos partes.

Espero que les guste y déjenme sus opiniones por favor.

Disclaimer: Tokyo Revengers y sus personajes, no me pertenecen. Son de Ken Wakui.

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"Saciar el hambre con pequeñas satisfacciones no es suficiente. Sigo escarbando en las entrañas de cuerpos ya descompuestos, de alegrías ya perdidas.

¿Me ayudarías a ver la felicidad? Nadie me la había mostrado antes..."

No supo en qué momento comenzó pero, llevaba días teniendo la misma pesadilla. Se veía relamiéndose, saboreando el espeso líquido rojo que resbalaba por la comisura de sus labios delgados. El cabello salpicado y los dedos estrujando una esponja qué latía. Estaba sentado a la cabeza del enorme y elegante comedor, un bufet se extendía frente a él, iluminado sólo por la luz tenue de unas velas. Pero sólo el relámpago de la fuerte tormenta, reveló lo que había sobre la vajilla, órganos y carne humana. 

Cada uno de los asientos estaba ocupado por gente que llevaba vendas negras en los ojos, ataviados con prendas antiguas y lujosas. Todos masticando. Su cuerpo dio un salto que lo hizo despertar. Sudaba frío, su corazón sentía miedo y su respiración era irregular. 

Los susurros inentendibles en su cabeza, le estaban matando. Sombras que danzaban entre luces parpadeantes en distintas tonalidades de rojo "Come, Come, Come" era lo único que logró captar. El cansancio de no haber podido dormir bien, terminó venciendo. A la mañana siguiente, un panorama se había abierto sin que lo notara. El olfato de Manjiro se había agudizado. 

La primera en entrar a su habitación fue Emma, tratando de despertarlo y hacerle más fácil el trabajo a Draken. Pero falló en la misión al ser expulsada de la habitación pues en palabras de su hermano, apestaba a sangre y putrefacción. Ella entendía lo de la sangre, pues estaba iniciando su período pero ¿lo otro? Manjiro era un exagerado. Aún así, volvió a darse una ducha. 

Cuándo Mikey decidió por fin salir de su habitación, se topó con sus hermanos mayores y su abuelo. El olor a podrido volvió a inundar sus fosas nasales y aunque sintió náuseas, poco a poco fue mermando el olor. Se sentó a desayunar con ellos y sin embargo, la comida le pareció diferente. No tenía mal sabor pero tampoco sabía cómo era antes. 

Shinichiro observó detenidamente a su hermano, quién "discretamente" depositó el bocado a medio masticar en una servilleta para luego, hacerse el disimulado. De pronto, el timbre sonó. Mikey salió disparado a la puerta pues sabía de quién se trataba. Al abrir, un dulce aroma llenó el recibidor de la residencia de los Sano. 

Mikey abrazó a su novio con demasiada efusividad, el embriagante olor que éste emanaba lo había puesto de buenas. No entendía por qué su familia olía diferente. Habían acordado que no habrían demasiadas muestras de afecto en público, sobre todo en la casa de Mikey, pero las reglas estaban hechas para romperse, en palabras del Presidente de la Toman.

Draken saludó a sus cuñados y al abuelo, mientras Mikey corría a su habitación a tomar su billetera. Luego, partieron a la cafetería para comer algo. 

—Kenchin ¿te pusiste perfume hoy?— preguntó curioso el rubiecito. 

—Sólo la loción de afeitar que me regalaste, Mikey ¿Por qué?— El dragón realmente no gustaba de usar fragancias muy llamativas.