Holi, perdón por la demora. Aproveché el tiempo que tenía libre para terminar el capítulo. Espero les guste. Nos vemos abajo.
Disclaimer: Tokyo Revengers y sus personajes no me pertenecen, son de Ken Wakui.
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"Esta noche, antes del amanecer despierto de mi enfermedad, ya no queda más tiempo.
Encuentrame antes de que vuelva a comer"
No pasó mucho tiempo para que la noticia del hallazgo de partes de un cuerpo a orillas del muelle, inundara los noticieros más importantes del país. Mikey observaba el televisor con los ojos bien abiertos, mientras Draken tomaba su mano para transmitirle un poco de tranquilidad.
Los reportes hablaban de un acto premeditado, seguían en busca de los restos no encontrados. Los cuales ya estaban siendo digeridos por el estómago de Manjiro, además de toda pista que pudieran encontrar alrededor. Eso hizo que la pareja se preocupara. Aún así, Ken le sonreía a Mikey "No te preocupes, estaremos bien" susurraba.
Hicieron pruebas con algunos alimentos, los cuales Manjiro aceptaba pero su hambre no disminuía, sólo se mantenía a raya. Su estómago constantemente pedía esa carne que ya había probado una vez pero no debía comerla de nuevo. Se lo había prometido a Draken.
Por su parte, Draken llevaba ya varias noches sin dormir pensando qué podría estarle pasando a Manjiro. Alguna vez vio en una película que un experimento tomaba la forma de las personas y devoraba todo a su paso, pero eso sólo ocurría en la ficción y además, estaban muy lejos de Alaska. A la mañana siguiente, fue al único lugar donde creyó que podía encontrar respuestas, la biblioteca.
Sacó libros de mitología japonesa, numerología, astrología, leyendas urbanas, hechicería, demonología, la biblia; todo lo que pudiera darle respuestas. Yokais, magia, maldiciones, vampiros, zombies… Estos últimos, coincidían en que comían carne humana pero, su principal característica residía en que eran muertos vivientes y Manjiro no lo estaba, sentía su corazón latir cuándo lo abrazaba.
En el desgastado libro que dejó para el final, encontró la historia de "El devorador de vidas", una maldición que había caído sobre una familia milenaria, cuyo pecado había sido el desafiar a los dioses. Draken sintió que se estaba acercando a las respuestas, pero al buscar la siguiente página, ésta había sido arrancada. Maldijo su suerte y sólo se le ocurrió ir con la persona qué podría tener idea de lo que ocurría, el abuelo Sano.
Llegó a pie pues, conociendo el increíble oído de Mikey, podría reconocer el motor de la Zephyr dónde fuera. Con lo qué no contaba es que Mikey ya había percibido su aroma, necesitaba embriagarse de él para poder resistir el hambre. Por suerte para Draken, Emma iba llegando con las compras y lo dejó pasar para poder hablar con el abuelo Sano en el dojo.
—Buenos días, señor. Disculpe ¿cree que pueda conversar con usted un momento?— el anciano miró extrañado a Draken, no era que ellos nunca hablaran pero, estaba acostumbrado a que su ruidoso nieto acaparara al 100% al chico.
—Claro hijo, dime ¿vienes a pedir la mano de Manjiro?— el señor Sano rió con fuerza, el sonrojo de Draken se hizo evidente.
—Aún no tengo nada que ofrecerle a Mikey y él lo merece todo— el mayor sonrió— lo que me trae aquí es otro asunto y me es muy difícil hablar de ello pues, aunque le prometí a Mikey no decir nada, necesito buscar respuestas para poder ayudarle— el rostro del anciano se tornó en un semblante serio, asintiendo le pidió qué continuara.

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E A T
Fanfiction"El hambre de Manjiro crecía y Draken jamás le negaría nada" ⚠️Contenido sensible ⚠️