Cap.1 - Antes del mensaje

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Jan no era precisamente un chico muy activo en redes, pero aquel día por la mañana subió un post a Instagram con sus amigos. No tardé más de cinco segundos en examinarlo y darme cuenta de que era su cumpleaños. Cuando dejamos de hablar le hice la promesa de que no volvería a hablarle porque seguramente lo haría antes de haberlo superado, y acordamos que él sería el que decidiría cuando volveríamos a hablar. Sus palabras, el día que decidimos cortar el contacto, fueron: "No te preocupes, yo se que te hablaré", pero no lo había hecho después de todos estos meses, ¿por qué? Estuve meditando todo el día si felicitarle o no. Mi cabeza le daba vueltas a la posibilidad de volver a entrar en su vida con una simple felicitación de cumpleaños y recuperar la relación que teníamos, pero y si me encontraba con una persona que no era la misma que la de mis recuerdos, era un movimiento arriesgado, podía dañar más una herida que aún no había cicatrizado.

El reloj marcaba las 22:21 y aún seguía dándole vueltas a la cabeza, aunque durante la tarde escribí la felicitación en su chat y la dejé sin enviar. Allí había estado yo, tumbado en mi cama desde las siete de la tarde mirando el mensaje y pensando en que solo un clic me separaba de hablar con él. Como era incapaz de decidir -me pasa con todo, seguro que es porque soy libra- le envié un mensaje a mi mejor amiga, Laura, para que me ayudara a tomar una decisión.

-Tía, no se qué hacer.

-¿Qué te pasa ahora?

-Es el cumple de Jan y no sé si felicitarle.

-¡Uy! em, no lo hagas.

-Jo, ¿porqué?

-Porque han pasado 10 meses desde que dejasteis de hablar y si no te ha hablado es que no quiere lo mismo que tú.

-Ya, pero ¿y si consigo que volvamos a tener la misma conexión de antes poco a poco y al final volvemos a tener algo?

-Marcos que no quiere estar contigo.

-Cuando me dejó me dijo que de momento no, pero que tampoco descartaba la posibilidad de tener algo en un futuro.

-Eso te lo dijo porque es tonto y no sabe cortar las cosas bien, además no crees que ya te habría dicho algo si quisiera volver a intentarlo.

-No, porque a lo mejor se piensa que ya lo he superado y no quiere volver para reabrirlo.

-Ahora el tonto eres tu.

-No, simplemente que puede no haberme hablado por diferentes razones.

-Ya estás justificando sus actos otra vez, igual que cuando te dejo porque le apetecía estar un tiempo solo y luego te lo encontraste en Tinder.

-Ya bueno...

-Mira haz lo que quieras al final es tu vida y tu tienes que decidir si te la quieres jugar o no. Si te vas a quedar más tranquilo enviándole la felicitación y intentando recuperarlo hazlo, lo peor que te puede pasar es que te la vuelvas a pegar y por fin lo dejes ir.

-Bueno, pues entonces puede que si lo felicite.

-¿Quieres que me haga la sorprendida?

-¿Qué?

-Que ya sabía que lo ibas a hacer desde el principio.

-¡¿Pero qué dices?! Si llevo todo el día pensando en que hacer, lo acabo de decidir.

-Con lo que me has taladrado sobre Jan todo este tiempo no hace falta ser muy lista para saber que al final lo ibas a hacer. Te conozco mejor yo a ti que tu mismo a ti mismo chaval.

-Puede ser. Bueno, luego te cuento.

Salí del chat de Laura y entre en el de Jan. Las manos me empezaron a temblar, estaba a punto de romper mi promesa de no hablarle: solo el botón de enviar se interponía entre él y yo. Respiré hondo, contuve la respiración unos segundos y le di al botón. Estaba en línea, vi como aparecía el doble tick en el mensaje y sentí una presión en el pecho. Rápidamente puse el móvil en modo avión para no saber cuánto tardaba en responder. Lo dejé encima de la cama y me fui a la ducha.

Diez meses de silencioDonde viven las historias. Descúbrelo ahora