Lonely Heart. (Grinny The Cat y tú)

Grinny.

Estaba frustrado, aquel demonio no podía creer que estaba volviendo a pasar lo mismo con su novia; habían decidido tomarse un tiempo de la relación.

Era siempre lo mismo, estaban muy bien y de la nada sucedía algo que amargaba todo y ella se quería alejar de él, pero Grinny no se lo podía permitir. Separarse de ella le dolía más de lo que podría admitir o imaginar, era algo que llegaba a ser físico y no lo lograba tolerar, la necesitaba.

Puede sonar tóxico y posesivo, ¿pero qué más se podía pedir de un demonio? Estaba maldecido de depender tanto de una humana, le era inevitable. Era la mujer que reinaba en su corazón, la mujer de sus ojos y la que le robaba suspiros, la amaba más que a cualquier otra cosa. Pero la forma en que demostraba amor no era la mejor de todas.

Desde que ella cumplió los 16 se dedicó a saborearla por completo, amorosa y sexualmente, le encantaba tenerla, verla temblar como un cordero que quedó acorralado por el lobo y todo lo que podía botar. Verla en placer le daba placer, tocó el cielo a su lado y se volvió completamente adicto, después de todo no se puede pedir mucho de un demonio que busca la lujuria constantemente.

Y como tal, se encontraba con amoríos furtuosos constantemente debido a su gran apetito sexual, pero el amor es diferente a la lujuria ¿no? Eso es lo que él pensaba y le irritaba que ella no lo entendiera. Pero lo que Grinny no comprendía es que venían de dos mundos completamente distintos, en donde los valores humanos chocaban por completo con los demoníacos, en el lugar que Killer llegó a parar las relaciones abiertas concurrían más de lo que esperaba y la adicción al sexo se podía palpar en el aire.

En una dimensión donde los asesinos y entidades habían desechado hace demasiado tiempo lo que se considera moralmente correcto, no se le podía pedir monogamia a un demonio.

Por eso siempre habían discusiones entre los dos, pero eran tan tóxicos que no se darían el lujo de separarse por completo, iban y venían constantemente en un frenesí que les terminó gustando. Ahora Killer tenía 19, hizo cosas que en su mundana vida hubiera imaginado y ya no había vuelta atrás para volver al mundo mortal, era adicta al felino; era su más fiel pecadora y pensaba seguir siéndolo hasta que se le consediera la inmortalidad.

Pero ahora mismo se habían tomado un tiempo, por más que ella en parte se acostumbró a encontrar a su novio con otras "personas", aún le dolía el corazón y se echaba a llorar en las noches estando sola. A veces de verdad necesitaba separarse de él para poder reiniciar todo e intentar continuar con aquello, algo que ella detestaba era perder y hace demasiados años que ya había pisado fondo. Sin embargo, con la aparición de _______ y ver cómo quien le juraba amor de rodillas iba detrás de ella como perro hambriento la hizo sentirse enferma, se atormentaba viendo como aquella chiquilla se le restregaba encima y le hacía ojos a algo que le pertenecía "por derecho".

Temió perder a quien inevitablemente amaba como loca; aún así tenía una noción de lo que Grinny planeaba, lo notaba en sus ojos cuando conectaban miradas, un demonio enamorado se delataba sólo y lo que él hacía con ______ era solo para pasar el rato hasta tener a Killer nuevamente a su lado, como debía de ser y siempre sería así. Ambos lo sabían, menos ______, quien quedó locamente prendida por aquel hombre que finalmente le dio lo que tanto buscó y pensó que necesitaba.

Una caricia, un roce, un beso. Ser acorralada en algún rincón y tener que acallar todos los gritos y gemidos de placer que Grinny podía concederle, ______ se volvió totalmente adicta al "amor" que él le decía tener. Que pobre e ilusa niña, que no se daba cuenta de cómo los ojos de su amado devoraban sin pudor a quien era idéntica a ella, a quien odiaba.

Pobre e ilusa ______.