Prólogo

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Cuando llegué al estadio de el Mundial de Quidditch no dejaba de mirar a mi alrededor maravillado, era la tercera vez que asistía a uno pero aún así...

Su padre lo miraba mientras platicaba con el ministro; odiaba sentirse así de impotente cuando estaba con su padre, de pronto unas voces familiares llamaron su atención

-NOS TOCA HASTA ARRIBA FAMILIA, EL MEJOR LUGAR SIN DUDA

-Esto será increíble Harry ya lo verás

Alcé mi mirada que se encontró con la de una pelirroja, Ginny Weasly que me observaba fijamente; hice una mueca disgustado, esa niña se la pasaba correteando a Potter

- HEY POTTER- Toda la familia se paró subitamente.

-¿TU PAGASTE SUS ENTRADAS POTTER?- Grité con desagrado

-VETE AL INFIERNO MALFOY- Me contestó Ron ¿POr qué siempre se tiene que meter donde no lo llaman?

-No valen la pena hijo- Mi padre se había acercado sin que lo notara, me miró decepcionado y a continuación empeoró todo

-Se juntan con sangres sucias, no permitas que te distraigan, hay que ir a la zona VIP, esta escoria nos avisará cuando llueva.

Bajé la cabeza avergonzado de mi propio padre, quien me propinó un golpe en el pie con su bastón, lo miré y me reí lo más contundente posible. Capté la mirada de Harry y me disculpe en silencio, él solo me miró indeciso y me dedicó una mini sonrisa; sentí que me iba a desmayar, sentía una rara sensación en el estómago, me sentía impotente pero de una manera exquisita.

Por desgracia no duró mucho ese momento, mi padre chasqueó la lengua

-Vámonos, Lucios.- Me dijo

Alcancé todavía a escuchar

-¿Qué clase de egoísta ególatra le pone a su hijo el mismo nombre que él?

-Ron... Yo tambien me llamo James.

Me sacó una media sonrisa; "si, él y yo estamos destinados" pensé

-Quítate esa sonrisa de estúpido Draco

El resto del partido que pasé en el estadio, me la pasé buscando a Harry con la mirada, pero era tanta gente..., mi padre tampoco vió el juego, se paseaba entre todos los lugares, estrechando manos y haciendo los cumplidos más hipócritas que ni a mi se me hubiesen ocurrido.

-Ya es hora Draco, hay que irnos

-No ha acabado- Intenté protestar, quería quedarme al final a ver si me volvía a encontrar con Potter

Padre solo me jaló del brazo sin decir otra palabra, nos abrimos paso a empujones entre la multitud; cuando por fin salimos del estadio solo me llevó a un claro en el bosque, me ofreció el brazo y sentí una gran sacudida que me dejó sin aliento.

En cuanto volví a poner pies en Tierra vomité.

Él solo me miró asqueado

-Padre yo... yo quiero regresar- Le dije casi suplicando.

Pero él ya no estaba. Miré a mi alrededor, con un miedo atenazante de que solo me hubiera abandonado. Reconocí el pasto en el que estaba tirado, perfectamente cortado y de un verde esmeralda "igual que sus ojos"pensé.

Me quedé ahí disfrutando de mi tranquilidad, miraba el cielo estrellado, unos grillos cantaban a coro, me permití estar así un rato, hasta que sentí un terrible dolor en la cabeza; estaba sangrando de la nariz. Me levanté con esfuerzos, estaba más mareado que antes, me quité la sangre de la nariz y caminé hasta la entrada de la mansión Malfoy, antes incluso de tocar la puerta esta se abrió.

El hurón y el elegidoDonde viven las historias. Descúbrelo ahora