Capítulo 4

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La presencia de Soobin en su vida era un enigma, una realidad que desafiaba la lógica

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La presencia de Soobin en su vida era un enigma, una realidad que desafiaba la lógica. Podía verlo, hablarle, pero no podía tocarlo. Era como si estuviera atrapado entre dos mundos, sin pertenecer completamente a ninguno. A veces, Yerin se sentía abrumada por la emoción al verlo, pero otras veces se sentía reconfortada por su presencia.

Desde su fallecimiento, Yerin había sentido que su vida estaba sumida en una niebla constante, pero ahora, con él de nuevo a su lado, la niebla comenzaba a disiparse. Podía verlo dormir, su mirada tranquila, su rostro sereno, era como si el tiempo se hubiera detenido, y Yerin se sintiera transportada a un momento en el que todo era posible.

La presencia de Soobin era un recordatorio constante de lo que había perdido, pero también de lo que aún tenía. Se sentía agradecida por ese regalo, por la oportunidad de volver a verlo, de volver a hablarle. Aunque no era lo mismo que antes, era suficiente.

Yerin se acercó a Soobin, que dormía pacíficamente en la cama. Quería tocarlo, sentir su piel cálida bajo sus dedos, pero sabía que no podía. Se sentó a su lado, observando su rostro sereno, y se sintió abrumada por la emoción.

—¿Por qué tienes que estar aquí, pero no del todo? —susurró, sintiendo un nudo en la garganta. Odiaba tenerlo a esa distancia y no poder hacer nada más que apreciar todo lo que la vida le había quitado—. ¿Por qué no puedo tenerte de verdad?

Soobin se movió ligeramente, como si estuviera a punto de despertarse, haciéndola retroceder un poco.

La chica se quedó sentada allí durante un rato, sumida en sus pensamientos. La presencia de su novio la hacía sentir una mezcla de emociones: tristeza, nostalgia, pero también un poco de felicidad. Era como si hubiera encontrado un pedazo de su pasado que pensó que ya había superado.

Después de un rato, Yerin se levantó y comenzó a caminar por la habitación. Miró a la nada esperando hasta que abriera sus ojos, todo parecía tan lejano, pero al mismo tiempo, tan cercano.

—Yerin —escuchó una voz suave detrás de ella.

Se dio la vuelta y vio al chico parado en la puerta, mirándola con una sonrisa triste. Había despertado y no parecía muy feliz.

—¿Qué pasa? —preguntó Yerin, sintiendo algo diferente.

Soobin suspiró.

—Nada —dijo—. Solo estaba pensando en nosotros. En lo que podríamos haber sido si las cosas hubieran sido diferentes. Mi sueño me hizo analizar todo y a veces creo que sí no hubiese muerto nosotros quizá no estaríamos juntos.

Yerin se sintió conmocionada por las palabras del chico. Sabía exactamente a lo que se refería Soobin. Habían tenido planes, sueños, aspiraciones, pero todo se había truncado de manera abrupta después de terminar con su relación y recibir la noticia del fallecimiento.

—Lo sé —confesó, tomando su mano, o al menos, intentando tomarla. Aunque no podía sentir su piel, sabía que estaba allí.

El azabache sonrió tristemente, parecido más una mueca de disgusto.

GHOSTING |Choi Soobin [Editando]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora