⿻ ─(𝙥𝙤𝙡𝙖𝙧𝙞𝙨)

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you have a soulmate, Gellert? 

En el invierno del año, cuando los vientos y la nieve cae hasta cubrir todo el suelo y los techo. Se sintió algo extraño cuando lo pasaron enfrente de todos y lo sentaron en un banco y le pusieron un sombrero, luego éste habló, lo agrego a una casa; Ravenclaw. Estando con las personas que se le habían acercado cuando le asignaron su casa se dio cuenta de que había una pequeña celebridad en la escuela, su nombre era Albus Dumbledore, un chico de Gryffindor. Era el estudiante estrella, sus calificaciones eran de las mejores, era uno de los mejores buscadores, era muy amable y lindo. Parecía perfecto para que fuera su compañero y juntos buscarán las Reliquias de la Muerte.

Lo veía alejarse de su hermano cuando el desayuno terminaba. Todo el tiempo que lo miro se preguntaba lo mismo: ¿Qué pasará por su cabeza?
Albus se veía muy cansado, algo atormentado, parecía que sus ojos nadaban en el vacío del universo.
No se veía para nada igual que en la fotografía de antes había visto en un anuario; y aunque igual en aquella foto se veía más joven, le hacía preguntarse más que le había pasado para terminar de esa manera. Pero tenía que esperar.

Comenzó a seguirlo los primeros días de su estancia en Hogwarts, sólo estaban en una misma clase, qué era la de posiciones, pero estaban algo lejos y Albus ni siquiera lo volteaba a ver, tenía la mirada pegada al caldero. Aunque siempre hacia todo bien y era el primero en la clase junto con Dumbledore, él simplemente no lo notaba y nunca lo miraba. Se sentía enfurecido, por primera vez se veía a sí mismo invisible.

Esa noche, cuando entró a los dormitorios los chicos con los que le tocaba el mismo dormitorio lo miraron algo extrañados; pero él no le dio importancia, acomodó sus cosas para después ponerse la pijama, no tenía intenciones de hablar con los demás, pero dos chicos se acercaron a él. Gellert los miró un par de segundos, con una mirada intimidante; luego los chicos extendieron sus manos para saludar, él rubio también extendió su mano para corresponder el saludo. Parecía ser que ellos tenían una duda por sus ojos y le preguntaron porque tenía diferente color en cada uno, estaba acostumbrado a ese tipo de preguntas así que sólo respondió con qué era una condición hereditaria.

Y después, las nuevas personas que conoció también preguntaron por eso, sus conversaciones con las demás personas de Ravenclaw le parecían interesantes aunque algunas eran muy superficiales.

Cuando salían de clases los escuchaba mientras leía algún libro o miraba hacía afuera viendo los paisajes que le proporcionaba Hogwarts; se sentaba con sus compañeros en un rincón, casi nunca se unía a la conversación a menos de que le preguntarán algo, había una chica que siempre le pedía su opinión. Ella era muy amable, ella fue la primera que se acercó a él cuando le asignaron la casa.

La chica tenía pelo castaño ondulado, le llegaba debajo de los hombros, ojos miel, nariz plana, pecas por encima de su nariz y debajo de sus ojos. Sus manos eran muy delicadas, casi siempre estaba sentada con las piernas cruzadas, ponía sus manos encima de estás. Sonreía constantemente y nunca mostraba sus dientes.

Su nombre era Elizabeth, pero le decían Lizzy.

A veces se le quedaba viendo. Miraba su sonrisa y sus pecas, luego ella lo miraba y sonreía aún más pero parecía haber cierta vergüenza en ella. No sabía porqué pero ella despertaba en él algún tipo de alegría, Gellert no sonreía pues sentía que no había razón para hacerlo pero ella realmente le agradaba y le hacía sentir feliz sin hacer nada. Ella lo acompañaba por los pasillos y mantenía conversaciones largas. Le platicaba sobre cosas del castillo o sobre los antepasados, sobre animales, sobre elfos, pociones, era toda una Ravenclaw.

En el tercer día ahí, en una caminata, cuando las clases acabaron, iba con la castaña.

—Lizzy —paró la caminata y conversación para mirarla a los ojos y ella se quedó como hipnotizada—, tengo algo importante que hacer, así que debes irte.

La chica río nerviosa pero luego asintió y se fue sin más.
Caminó por todo el castillo, dispuesto a encontrar al tal Albus Dumbledore, y después de mucho buscar, lo halló sentado en una pequeña fuente cerca del puente que llevaba al bosque prohibido, lo observó desde lejos por un momento, sus manos que jugaban con las páginas de aquel libro y luego escribían, su cabello moviéndose levemente por el aire, su rostro, sus labios moviéndose mientras escribía en la libreta.

No supo porque no se acercó, por ahora sólo quería mirarlo.

Gellert jamás se había parado por alguien, nunca había admirado tanto a alguien como lo hizo esa vez.

Al día siguiente, hizo lo mismo, y al siguiente de ese también. Y cuando menos se dio cuenta, la semana había acabado, y ya era sábado; ese día hizo lo mismo, pero, está vez llevaba su máscara, una que hizo antes de ser expulsado —incluso le talló arriba las Reliquias de la Muerte—. Estuvo caminando un par de momentos por el puente hasta que vio que el menor se paró de su asiento y caminó de vuelta al castillo.
Y por primera vez, lo volteó a ver, sintió como si su corazón se parará por un momento y luego volvió rápidamente a latir pero con rapidez. Lo único que pudo hacer fue sonreírle…

Ese día no pudo dormir. Se quedó mirando hacia el techo y luego observaba la luz de la luna entrar por la ventana.











es la segunda vez que subo este capítulo, quería cambiarle algunas cosas pero creo que ya está completo

𝒏𝒂𝒕𝒖𝒓𝒂𝒍 𝒅𝒊𝒔𝒂𝒔𝒕𝒆𝒓𝒔 ─ 𝖌𝖗𝖎𝖓𝖉𝖊𝖑𝖉𝖔𝖗𝖊Donde viven las historias. Descúbrelo ahora