CAPITULO 2: NO ES JUSTO, PERO ES NECESARIO.

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Mi carrera como modelo estaba consagrada desde que puse un pie en el estudio fotográfico a los 17 años. Haber nacido de mi madre no solo trajo con ello la belleza sino también el talento nato de modelar. Izuku solía decir que era todo un espectáculo verme caminar por los pasillos de la escuela. 

La expectativa de que siguiera sus pasos no se hizo esperar y desde muy temprana edad recibí propuestas, que mi madre sutilmente rechazó, diciendo que era algo que yo debía decidir cuando estuviera listo y que me apoyaría sea cual sea esa decisión. Pero no quería solo valerme de mi talento nato, quería superarme y me metí a estudiar Relaciones públicas. Yendo al caso tenía mucho que ver con mi carrera y en la universidad eran muy flexibles con mi horario de trabajo.

Apenas habíamos empezado nuestro cuarto año, nuestro último año universitario, cuando Deku me informa que su padre le había puesto fecha a su boda y sería el tercer fin de semana de junio, por lo que debía arreglar todo y terminar el último semestre a distancia ya que necesitaba que se hiciera cargo de la empresa en Tokio luego de eso.

Era algo que habíamos logrado atrasar metiéndonos a estudiar, pero sabíamos que no lo podíamos hacer para siempre. La idea era aprovechar el tiempo que nos quedaba juntos al máximo y que cuando se casara le dejaría ir, para que se diera la oportunidad de ser feliz con su novia de toda la vida sin estar en el medio.

Pero mi destino era otro, empecé a recibir muchas propuestas y sin darme cuenta acepté muchos trabajos en el extranjero haciendo que el tiempo que nos quedaba se redujera. Él estaba de acá para allá adelantando las materias y con los preparativos de la boda, mientras que yo prácticamente dejé de cursar por mi agenda tan apretada. Hablamos por teléfono una o dos veces a la semana, pero casi no nos veíamos.

Junio llegó rápido y la despedida de soltero estaba pactada para el día 20. No iba a asistir a su boda, era un masoquista, pero no resistiría verlo enlazarse con alguien más. Ese fin de semana debía estar en Estados Unidos para grabar un comercial. Izuku se enojó mucho ya que quería que fuera su padrino, pero me negué diciendo que había podido desocupar mi agenda para su despedida de pura casualidad y que se lo pidiera al bastardo mitad/mitad, a quien le quedaba mas el titulo de amigo.

La despedida de soltero se realizó en una discoteca muy concurrida, estábamos en el salón VIP, el alcohol y lxs stripper no faltaban, pero Izuku lejos de ponerle atención a la cantidad de chicas y chicos lindos que había, se centró en coquetear conmigo.

Debo reconocer que nunca había estado tan lejos de él cómo esos meses y fui débil. Envalentonado por el alcohol y bajo la excusa que sería la última vez, pasamos su última noche de soltería juntos. Ahogados en sexo y alcohol.

A la mañana siguiente, con una resaca de los mil demonios y con 50 llamadas perdidas de mi agente, salí de la habitación de hotel dejándolo solo para ir directamente al aeropuerto con rumbo a Gringolandia.

Allá lejos de todo pude llorar toda una semana con helado y chocolates mirando películas románticas. Luego me levanté, me había jurado que no lloraría ni un día más, me repuse y me enfoque en lo que mejor sabía hacer, mi trabajo.

Volver sí que fue difícil, pero también sabía que era casi imposible que me encontrara con él viviendo en diferentes ciudades y ambos con la agenda tan ocupada.

Era una tarde hermosa y mi madre como cada tarde iba a tomar el té con su vecina y mejor amiga Inko. Esa misma mañana había llegado de hacer unas fotos en Estados Unidos para una reconocida marca de perfumes y también comprobado lo que desde hace semanas me temía. Tenía 6 semanas de embarazo.

—Buenas tardes Mitsuki, llegas temprano. Acabo de sacar las galletas del horno.

—Es que no aguantaba las ansias y debía compartir las buenas noticias contigo.

Eterno Amante [DekuKatsu]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora